Su padre, Pascual Mayans, luchó en el bando austracista en la Guerra de Sucesión Española y acompañó al archiduque Carlos a Barcelona en 1706; esto le supondría cierta marginación ulterior a su hijo en la España de los Borbones.
Lo cursa en la Universidad de Valencia, donde trata a los novatores más destacados: Tomás Vicente Tosca, Juan Bautista Corachán o Baltasar Iñigo, que le facilitan lecturas esenciales en su formación, como las de Locke y Descartes.
Toda su vida se consagrará a recuperar esta tradición, que el gusto ilustrado consideraba dilapidada u olvidada por la España del Barroco.
Allí editó en 1732 sus Epistolarum libri sex, que le abrieron las puertas entre los humanistas de media Europa, y en 1733 su Orador Cristiano.
Durante siete años fue oficial de la Biblioteca Real; en 1740 se retiró a su Oliva natal para dedicarse a sus estudios e investigaciones, pero siguió sosteniendo una activísima correspondencia intelectual con eruditos españoles y extranjeros en latín y en castellano.
Sostuvo correspondencia con numerosas personalidades de su época, como es el caso del obispo Climent, al que manifestó sus inquietudes en 1768: