Ínsula Barataria

Posteriormente, en el capítulo 7, cuando Don Quijote se dispone a salir por segunda vez, y con objeto de convencer a Sancho Panza para que le acompañase, apunta el caballero que “tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula y le dejase a él [Sancho] por gobernador della”,[1]​ lo cual, dicho sea de paso, resulta curioso y generoso por parte de Don Quijote, ya que, como se ha dicho, los caballeros se reservan el gobierno de la ínsula para sí mismos.La tantas veces prometida ínsula en la que Sancho Panza podría ejercer su gobierno se materializa en la 2.ª parte del Quijote, en el contexto de las aventuras que se desarrollan con los duques (capítulos 30 a 57), esa otra pareja estrafalaria, retrato de una nobleza carente de escrúpulos, que conoce a la pareja protagonista por haber leído la primera parte del Quijote.En el capítulo 45, Sancho se ve obligado a juzgar diferentes casos, algunos comunes en la literatura universal, en los que demuestra ser un juez salomónico.[3]​ Durante su paseo por la ínsula suceden varios episodios, en los que Sancho trata de favorecer a los pobres y demuestra sentido común.Se produce posteriormente un intercambio de cartas con Don Quijote, consejos para el buen gobierno, por un lado, y relato personal de Sancho sobre sus experiencias como gobernador,[4]​ resumen que refleja el sentir del buen Sancho tras su paso por la Ínsula Barataria.
Sancho Panza ejerciendo de juez