Amado Alonso

Su padre, dedicado tratante de animales, había luchado en la última guerra carlista, así como también en la Guerra Civil, convirtiéndose en el requeté más viejo de la contienda, y siendo, por ello, pintado por Ignacio Zuloaga.

Estudió Humanidades (latín, geografía, historia, poética, francés e italiano) con excelentes calificaciones.

Son estos años de guerra civil en España en los que Amado Alonso acoge y recibe a los republicanos españoles, como ocurre con otro viejo conocido, Rafael Alberti.

Terminó por adquirir la ciudadanía argentina y siguió colaborando con las universidades estadounidenses.

Disertó sobre el español e impartió cursos durante unos meses en varios centros académicos, entre 1941 y 1942, regresando tras ello a Buenos Aires.

En su casa recibió a gente como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Lapesa, Dámaso Alonso, Carlos Clavería y Juan Marichalar.

Un Rafael Lapesa, que le visitó con frecuencia en su fase terminal, recibió además su último legado científico: la Historia de la pronunciación española (De la pronunciación medieval a la moderna en español) culminada en sus dos terceras partes.

Sin embargo, es durante su residencia en Buenos Aires cuando Alonso publica sus obras más importantes: El problema de la lengua en América (1935), Castellano, español, idioma nacional (1938), Poesía y estilo de Pablo Neruda (1940) y, en colaboración con Pedro Henríquez Ureña, Gramática castellana (1938), obra importante por sus novedosos puntos de vista.