[4][5] La Armada ha tenido un papel determinante en la historia de España, particularmente en los ámbitos logístico y defensivo durante la época del Imperio español.En estos primeros tiempos, la marina de guerra española, al igual que en los demás países europeos (salvo la República de Venecia), no existía en el sentido que la entendemos hoy, esto es, formada por barcos pertenecientes al Estado y especialmente hechos para la guerra.No obstante, sí existían flotas militares más o menos permanentes que, cuando era necesario, se reunían para cumplir determinada misión.Por distintos motivos, tanto Castilla como Aragón necesitaban controlar la margen sur del Mediterráneo haciendo nuevamente cierta la frase «eran una voluntad en dos cuerpos».No se pretendía conquistar todo el Magreb, sino asegurar las costas ibéricas e italianas de los continuos ataques berberiscos.A este contingente añadió el papa nueve galeras, la Orden de Malta otras seis y Portugal un galeón.A estas cien naves Carlos V trae toda la flota española desde Nápoles, Sicilia, Vizcaya y Málaga.[10] En esta ocasión, la armada reunida por el emperador desembarcó a 25 000 hombres, entre 4000 veteranos de las guerras en Italia, 9000 recién reclutados, 7600 alemanes y 5000 italianos.La primera era una derivación de la carraca con mayor artillería y el segundo, una respuesta a las olas del Atlántico que las naos no podían superar con facilidad.[21] Por consiguiente, el transporte de las mercancías estaba asegurado si no mediaban tormentas que mandaran a pique muchos barcos.A los piratas ingleses, como Francis Drake o John Hawkins, siempre se les ha presentado en Inglaterra como héroes nacionales y un auténtico calvario para las arcas de la Corona española.Tras esta victoria cundió el optimismo en la corte de Isabel I, e incluso la euforia, lo que les llevó en parte a organizar la Contra-Armada.Pero esto no es algo único: Japón nunca fue invadido por los mongoles gracias al llamado Viento Divino (Kamikaze, en japonés).Según algunos historiadores, como Mariano González Arnao, si Felipe II no planificó concienzudamente la invasión de Inglaterra, más bien aguardaba la intervención divina en una causa que debía ser también la suya.Esta guerra y las negligencias cometidas en ella llevaron a nuevas derrotas para las armas españolas, llegando incluso al propio territorio peninsular.Esta fue la primera vez que los británicos se dieron cuenta de la calidad del diseño español y su construcción.En esta época surgieron también las llamadas fuerzas sutiles, guerrilla marina efectuada con cañoneras y pequeñas embarcaciones, de la mano del brigadier Antonio Barceló.Su gesta evitó la invasión británica de Puerto Rico y las catastróficas consecuencias que hubiera tenido para España.[30] En 1817 se elaboró un Plan Naval para la reconstrucción de la flota por parte del ministro Vázquez Figueroa, cuya intención era adquirir 20 navíos, 30 fragatas, 18 corbetas, 26 bergantines y 18 goletas.Los buques estaban podridos y en pésimas condiciones marineras, por lo que no tardaron en ser dados de baja.La Armada se encontraba afectada por la larga crisis económica y política que padecía España a fines del siglo XIX.Esta situación fue hábilmente utilizada por los líderes estadounidenses, que vieron en esto la oportunidad de presentar ante el mundo a su país como novísima potencia mundial económica y militar.Y en verdad significó el gran impulso para la nación estadounidense, pero para su antagonista supuso la acentuación de una crisis que no se resolvería sino hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando la Armada española consiguió reorganizarse, recuperar sus fuerzas y ubicarse nuevamente entre las armadas más importantes del mundo.Los británicos aceptaron de buen grado transferir tecnología, diseños, personal especializado y hasta materiales que no se fabricaban en España."Parece que la escuadra planificada para quedar terminada en 1916 no había asimilado todas las lecciones de la guerra ruso-japonesa y no habría podido servir ni mínimamente en el caso de una España beligerante (véase España en la Primera Guerra Mundial#Armada).El portaaeronaves Almirante Carrero Blanco (prevista su botadura en 1981) y que se bautizaría finalmente como Príncipe de Asturias.[51] Este anteproyecto fue retomado por la Empresa Nacional Bazán, modificado y ampliamente mejorado hasta convertirlo en el Príncipe de Asturias (R11).Además estaban en construcción las corbetas Clase Descubierta F-30, estando previstas 8, aunque finalmente las dos últimas se vendieron a Egipto en 1982.Para hacer frente a estos problemas, la Armada diseñó un plan posibilista para ser dotada de los medios considerados necesarios hasta el primer tercio del siglo XXI.Las restricciones presupuestarias han hecho que este aspecto se haya descuidado para poder afrontar otros programas.
Detalle de
La batalla de Lepanto de 1571
, del pintor filipino
Juan Luna y Novicio
.
El almirante
Álvaro de Bazán
, célebre en el manejo de galeones de guerra durante el siglo XVI
Los
galeones
fueron piezas muy codiciadas. Por eso
Francis Drake
no tuvo reparos en abandonar su flota para saquear uno durante los combates contra la
Gran Armada
.
El
Revenge
, buque insignia de
Drake
en 1589, en el momento de su captura por parte de la Armada española en aguas de las
islas Azores
en 1591, dos años después del desastre inglés de la
Contraarmada
.
Jorge Juan y Santacilia
, apodado en el continente europeo como «El sabio español», fue el principal artífice de la reforma integral del modelo naval español en el siglo
XVIII
.
Vista del fondeadero de submarinos de la
base de Cartagena
, en la que puede apreciarse la práctica totalidad de la fuerza submarina actual de la Armada española, con tres de los cuatro submarinos
clase Agosta/Galerna
atracados (más uno
clase Daphné/Delfín
ya dado de baja).