En 1793 participó en la flota hispano-británica que se enfrentó a los franceses tras la muerte de Luis XVI, siendo ayudante y enlace del almirante Gravina, así como colaborador de los generales Domingo Izquierdo y Rafael Valdés.
Tras varios destinos, fue puesto al mando del bergantín San León, con el que mantuvo un combate con la fragata británica Tepsicore en aguas de Génova, saliendo victorioso tras haberse visto forzado a tomar el puerto y usar las baterías del mismo en la acción.
Tras permanecer un tiempo retenido en Gibraltar junto con sus marineros, regresó a España al ser declarado libre por los ingleses por su heroísmo en el combate.
En España se le asignó el lugre Dafne al tiempo que fue ascendido a teniente de navío.
Diezmada la flota en la batalla de Trafalgar, destinó el conjunto que quedaba a mantener las comunicaciones con las colonias, lo que permitió la llegada de suministros de todo tipo a la península, incluidos los bélicos, necesarios en aquellos momentos; rearmó algunos buques lo que permitió acciones ofensivas y defensivas en el Cantábrico y la zona gaditana; envió los primeros 2500 hombres a combatir las insurrecciones en Hispanoamérica.