[1] Sin embargo, cuando llegó el siglo XX el edificio se encontraba ya en estado ruinoso.
De esta forma cada ministerio regía el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, y daba a su gabinete con los tres ministerios una destacada presencia militar.
Tras la Guerra Civil, las Fuerzas Armadas Españolas estuvieron muy mal organizadas y aún menos preparadas para ninguna otra acción que no fuese reprimir insurrecciones locales.
[3] Esta situación formaba parte de la política del régimen: un ejército moderno, bien formado y entrenado, requería el contacto con naciones democráticas, lo que podía llegar a ser peligroso para el régimen.
[3] Por otra parte, las posibilidades de poseer tecnología punta internamente eran muy escasas, y más aún en el exterior ya que sólo en contadas ocasiones España tenía acceso a armas y sistemas de armas relativamente modernos.
[7] Al mismo tiempo, el Ejército del Aire empieza a recibir aviones modernos.
Así, en la década de los 50 llegan los Grumman Albatross, los Sabre y los T-33, entre otros.