Fuerzas sutiles

[3]​ Popularizado en un primer momento por Antonio Barceló, la armada española desarrolló este concepto con gran profusión y eficacia, convirtiendo las fuerzas sutiles en verdaderos «guerrilleros del mar»,[4]​ hasta el punto de que en la vecina Francia se conocería a este modo de guerra como flotilles a l’espagnole.

[1]​[2]​ Su principal limitación era que las condiciones climáticas podían imposibiltar su uso y llegar a hacerlas naufragar.

[2]​ A veces eran desplegadas desde navíos, mientras que otras operaban de manera autónoma.

[8]​ Entre sus distintas funciones estaban la de dar escolta a convoyes mercantes, proteger cabotaje, realizar incursiones diurnas y nocturnas, bombardear posiciones y atacar incluso barcos de porte mayor.

[2]​ Las lanchas se usaron en combinación con las complejas baterías flotantes de 80 cañones construidas por el francés Jean Le Michaud d'Arçon.

Las 167 lanchas desplegadas repelieron ataques enemigos una y otra vez, incluso aunque los propios británicos habían dispuesto sus propias divisiones de lanchones al mando de nada menos que Horatio Nelson.

De organizar fuerzas sutiles locales para hostigar a los ingleses se encargaron Gravina y Antonio Miralles, logrando de nuevo vencer a sus contrapartes británicas y crear grandes brechas en el asedio.

En las Filipinas fueron especialmente útiles a causa de las muchas islas y vías fluviales del archipiélago, formándose un cuerpo de fuerzas sutiles corsarias para repeler a los musulmanes locales.

Antonio Barceló , con su jabeque correo, rechaza a dos galeotas argelinas (1738) . Ángel Cortellini y Sánchez, 1902. Museo Naval de Madrid .
Ilustración de Civitates orbis terrarum , con las barcas artilladas hacia la orilla este del lago.