Antonio Barceló

En cuanto tuvo la altura suficiente, el joven Antonio se embarcó en la nave de su padre, primero como simple grumete, luego como marinero y, finalmente, piloto.

Decía la real cédula de concesión del nombramiento: Siguió con su intrepidez y arrojo practicando otros servicios distinguidos, manteniendo a ultranza las comunicaciones con las islas y llevando alimentos cuando la escasez de las cosechas provocaba hambre, paliándola Barceló en la medida que le era posible.

Barceló obtuvo la victoria con sus naves, al poner en fuga a las del enemigo, después de haberlas dejado muy maltratadas.

Pero el Mediterráneo aún estaba infestado de naves corsarias berberiscas, por lo que los combates eran muy frecuentes.

Estando en la cala de Figueras, en Mallorca, se dio la alarma y apareció una flotilla enemiga.

Los berberiscos tenían una galeota de 30 remos armada con cuatro cañones, acompañada por un jabeque pequeño y otro español llamado Santísimo Cristo del Crucifijo, que habían apresado.

Al año siguiente, con su jabeque rindió en otro combate a tres enemigos con 160 turcos; en uno de ellos hizo prisionero al famoso Selim, célebre capitán de aquellos piratas, siendo nuevamente herido en el abordaje por una bala de mosquete, que le atravesó la mejilla izquierda y que dejó su cara desfigurada para siempre.

De toda la Cristiandad, los únicos decididos a acabar con esta seguían siendo, al igual que en el siglo XVI, España y Malta.

Barceló protegió el desembarco acercándose con sus naves de poco calado lo máximo posible a la costa, para que su artillería fuera efectiva.

Su fuerza la componían un navío de línea, una fragata, tres jabeques, cinco jabequillos, doce galeotas y veinte embarcaciones menores.

Nelson afirmaba a este respecto que un cañón en tierra, en un buen reducto, valía diez cañones en embarcaciones, y eso a igualdad de proyectiles, pues desde tierra era fácil responder al atacante con balas rojas[3]​ o granadas incendiarias, que por su peligrosidad estaban casi totalmente descartadas en los buques.

El mejor juicio sobre su efectividad, y no pudo ser más concluyente, vino del propio enemigo.

Según el capitán inglés Sayer: Barceló prestó otros innumerables y notables servicios, pero al ser el hombre del pueblo llano, sencillo y que no guardaba las etiquetas, los oficiales de la aristocracia, formados en las academias de guardias marinas le veían con cierto y mal disimulado desprecio.

Las 19 bombarderas formaron en línea avanzada junto con la falúa en la que embarcaba el propio Barceló.

A los costados estaban las cañoneras y las lanchas de abordaje, por si las embarcaciones enemigas intentaban un contraataque.

Al poco salieron del muelle 22 pequeños buques enemigos, entre ellos nueve galeotas y dos cañoneras, que no tardaron en ser rechazadas por el fuego de los españoles.

Hacia las 16:30 horas las lanchas españolas ya habían consumido todas sus municiones y se ordenó el alto el fuego, tras disparar unas 375 granadas y 390 balas de cañón (éstas, sobre todo, contra los buques de la defensa), provocando dos grandes incendios en la ciudad, de los que uno se prolongó toda la noche.

Los argelinos dispararon unas 1.436 balas y 80 granadas, que no causaron sino dos heridos leves en las cañoneras españolas.

A pesar de los grandes daños sufridos, los argelinos no se rindieron.

Y así, en los ocho días siguientes, tuvieron lugar siete ataques más.

Acudió en su ayuda José Lorenzo de Goicoechea, que lo rescató sin herida alguna.

Transbordándose de inmediato a otro bote, continuó dando órdenes sin dar mayor importancia al incidente.

Se habían disparado más de 20.000 balas y granadas sobre el enemigo.

Durante unos meses se había propuesto dar una lección más a los berberiscos.

Otros decían que su instrucción se limitaba a saber escribir su nombre.

Sin embargo, si así fuera que Barceló no sabía escribir el Don Quijote, sin embargo, si sabía como manejar a su tropa que lo respetaba, y amaba.

Barceló ha dado nombre a varios buques de la Armada Española a lo largo de la historia: Texto adaptado con autorización del autor, que permitió su reproducción en Wikipedia bajo licencia GFDL:

Escudo heráldico de Antonio Barceló.
Barceló rechaza con su jabeque correo a dos galeotas argelinas en 1738, pintura de Ángel Cortellini y Sánchez (1858-1912), Museo Naval , Madrid.
Perspectiva de Gibraltar el 1 de noviembre de 1779.
Explicación del ataque de Barceló sobre Argel de 1783.
Antonio Barceló en un grabado de 1783.
Busto en bronce de Antonio Barceló por Remigia Caubet , Palma de Mallorca .
Mármol conmemorativo sobre la fachada de la casa natal de Antonio Barceló en Palma de Mallorca .