Todos estos títulos, excepto los de práctico o baqueano, habilitan al marino mercante para ocupar cierto puesto «máximo» a bordo de un buque.
Con ello las estadías en puerto se han reducido y, durante ellas, las tareas a bordo son intensas e implican grandes responsabilidades.
Algunos buques (quimiqueros y gaseros, por ejemplo) requieren que algunos tripulantes realicen cursos específicos que son financiados por las propias empresas armadoras o propietarias.
Actualmente lo más usual es que los buques tengan una «bandera de conveniencia», y frecuentemente los marinos deben obtener la equivalencia de sus títulos en los países que enarbolan dichas banderas (trámite que debe cumplir ciertos requisitos y se realizan en las respectivas embajadas).
Tal circunstancia ha dado lugar a variadas reflexiones políticas y sociológicas en todo el mundo.