Reina Sofía (F-84)

[1]​ Estos barcos están reforzados con aluminio en los depósitos de municiones, con acero en la zona que alberga los motores y con kevlar en las estaciones electrónicas y de mando.

Como defensas dispone de un sistema de tiro holandés Mk 92 que puede lanzar y guiar un solo misil (a lo sumo dos si es contra el mismo blanco).

Con esta configuración, la fragata estaba principalmente destinada a la lucha antiaérea y antibuque (en forma de misiles Harpoon); para la lucha antisubmarina se la dotó de un sonar remolcado tipo TACTAS y dos hangares para transportar sendos helicópteros medios SH-60 Seahawk.

Por este motivo, las Álvaro de Bazán llevan una sola puerta, destinando el espacio sobrante a otros fines.

Ante la pandemia de COVID-19 la dotación y fuerzas embarcadas tuvieron que permanecer a bordo sin pisar tierra durante los cinco meses de despliegue.

Tres fragatas estadounidenses de la clase Oliver Hazard Perry en la que se basó el diseño de la clase Santa María. Los buques son el USS Oliver Hazard Perry (FFG-7) , el USS Antrim (FFG-20) y el USS Jack Williams (FFG-24) . Imagen de 1982.
El destructor lanzamisiles estadounidense USS Scott (DDG-995) , segundo de la formación, junto a cuatro buques españoles: el petrolero de flota Marqués de la Ensenada (A-11) , el portaaviones Príncipe de Asturias (R-11) , y fragatas Asturias (F-74) y Reina Sofía (F-84). Año 1992.
El Reina Sofía navegando en 2017.