Por ello fue el propio Floridablanca el que ideó y defendió, en el mismo cuarto del rey, un plan para interceptar la flota británica a la altura de las Azores.Por allí solía cruzar Córdova, al mando de la escuadra hispano saliendo a patrullar el Estrecho desde el 9 de julio para interceptar una escuadra avistada que se creía era británica al mando del almirante Geary.Patrullando el estrecho, dejó Córdova a seis navíos, tres fragatas y una corbeta al mando de Miguel Gastón.Por el lado inglés, el almirante Geary, del Western Squadron, había establecido su crucero en el golfo de Vizcaya.En el aviso se le prevenía que los buscara con empeño y diligencia, lo cual hizo en seguida, adentrándose en el Atlántico.Una vez separados de la Home Fleet, el resto siguió la derrota paralela a la costa atlántica lusa y el día 6 al anochecer tenían Lisboa a la vista por babor, momento en el que Moutray envió dos balandras para reponer agua y fruta en las despensas de los navíos.Moutray ordenó al convoy cambiar el rumbo, aumentar vela y seguirle buscando el viento.El general Córdova aprobó la propuesta, ordenó virar y navegar vuelta del Este.Se oían al mismo tiempo cañonazos en número y orden que no formaban señal de las españolas.Sin embargo, la información proporcionada por la fragata llenaba de dudas a algunos sobre si en realidad habrían encontrado a la escuadra inglesa del Canal o al convoy más fuertemente escoltado de lo que se esperaba.El general accedió a lo propuesto y se efectuó la virada inmediata de la escuadra para que el encuentro con el convoy tuviera lugar al amanecer.Córdova alineó 13 buques en la vanguardia, con el Trinidad ocupando el sexto lugar, y voló la señal de persecución inmediata, mientras que 10 navíos, de los cuales media docena portaban la bandera francesa bajo el almirante Bausset, iniciaron la caza del convoy inglés cuya captura se prolongó hasta bien entrada la noche.Desplegadas en arco oblicuo desde la costa, ocho fragatas empezaron a martillar el aparejo de los Indiamen, que acabaron dispersos e ingobernables.Bausset al mando de la escudara ligera junto a otros navíos ente los que se contaba el Purísima Concepción del almirante español Miguel Gastón, que estaba a vanguardia de la escuadra combinada hispano francesa, intentaron darles caza con el mayor empeño pero, aunque se soltó todo el trapo de los buques españoles, no pudo lograrse su alcance por el barlovento que ya tenían y su excesiva ventaja en el andar.Por ello los hispanos-franceses cargaron sobre los mercantes que huían hacia el sudoeste y lograron interceptarlos.Cerca del cabo Santa María, Santiago Liniers, comandando una flotilla de tres cañoneras anejas al Concepción, abrió fuego sobre la fragata inglesa Helbrech (30 cañones), la más adelantada y que trataba de unirse al Ramillies.Aun así, pudo salvarse y tras ser reparada fue incorporada a la armada española con el nombre de Colón.Los informes españoles declararon que solo habían escapado un bergantincillo muy velero, y unas seis o siete embarcaciones que Bausset había visto muy a barlovento, cuando daba caza a los tres buques de guerra.Las pérdidas supusieron para el Reino Unido el mayor desastre logístico de su historia naval, superando incluso al sufrido por el convoy PQ 17, perdido frente a fuerzas alemanas más de un siglo y medio después, durante la Segunda Guerra Mundial.También se incrementó el descontento público contra el ministro británico y la dirección de la Marina Real.Los españoles se comportaron con gran humanidad con sus prisioneros, devolviendo el generoso trato recibido anteriormente por sus compañeros por parte del almirante Rodney.