Pólvora

Actualmente se utiliza en pirotecnia y como propelente de proyectiles en armas antiguas.

Sin embargo, nunca se usó demasiado porque la pólvora blanca surgió al poco tiempo.

Cuando se dice pólvora sin humo, no significa que no se produce absolutamente nada de humo durante la explosión, pero sí es mucho menos que al utilizar la pólvora negra.

El consenso entre las diferentes corrientes de estudio es que la pólvora se inventó en China, se distribuyó en los Orientes Medio y Próximo y a través de este último se introdujo en Europa;[2]​ sin embargo no hay consenso en cómo esta invención militar china influyó en los avances tecnológicos acerca de la pólvora en el Oriente Medio y Europa.

En esta batalla los mongoles usaron pólvora tanto en armas de fuego como también en granadas.

Las fuerzas militares chinas usaban armas basadas en pólvora (cohetes, mosquetes, cañones) y explosivos (granadas y diferentes tipos de bombas) contra los mongoles cuando estos intentaban entrar en sus tierras en la frontera norte.

[8]​ Sin embargo, este nombre solo se empezó a usar algunos siglos después del descubrimiento de la mezcla.

[9]​ Durante el siglo IX d. C. monjes taoístas o alquimistas chinos, buscando el elixir de la inmortalidad encontraron accidentalmente la pólvora.

Es probable que la pólvora se introdujera en Europa procedente del Oriente Próximo.

En este texto leemos: Berthold Schwarz, un monje alemán, a comienzos del siglo XIV, puede haber sido el primero en emplear pólvora para impulsar un proyectil, aunque parece ser que por esa misma época los árabes ya la habían usado con ese mismo fin en la península ibérica, según se desprende de las crónicas del rey Alfonso XI de Castilla.

Fue el único explosivo conocido hasta el descubrimiento (1585) del denominado aurum fulminans / oro fulminante, un poderoso explosivo muy inestable, sin fórmula definida, aunque mezclaba tricloruro de oro y amoniaco, utilizado por primera vez en 1628 durante las contiendas bélicas que se desarrollaron en el continente europeo.

[31]​ En el año 1780 los británicos empezaron a anexarse los territorios del sultanato de Mysore, durante la segunda guerra anglo-mysore.

La pólvora fue introducida en América por los conquistadores españoles y portugueses los cuales la utilizaron en contra de los aztecas, mayas, incas, etc.

Popularmente se cree que las armas de fuego fueron un factor determinante en la derrota de las civilizaciones locales, sin embargo la evidencia arqueológica y documental muestra que las armas de fuego que portaban los europeos no eran aún tan efectivas y tenían poca ventaja táctica, tampoco causaban pánico en los habitantes locales como popularmente se cree, ya que las fuerzas locales se acostumbraron rápidamente a su uso.

Las armas de fuego basadas en pólvora se empezaron a usar ya sea por los locales o las expediciones europeas, enfrentándose desde el siglo XV hasta principios del siglo XX, ya que la pólvora y las armas de fuego fueron comercializadas a los nativos americanos,[39]​ principalmente por los franceses y portugueses, intentando debilitar la influencia de sus rivales europeos (ingleses y españoles).

Cada país desarrolló su propia fórmula para la pólvora, en las que podían variar ligeramente las proporciones de la mezcla.

No obstante, en todas ellas el componente mayoritario siempre fue el salitre, ya que era necesario asegurar la combustión completa del azufre y del carbón, procurando que quedara la menor cantidad posible de residuos de combustión, lo que suponía un serio problema de mantenimiento y conservación del armamento.

Se puede emplear nitrato de sodio, pero es higroscópico (condensa sobre sí la humedad del ambiente).

Para una combustión rápida, se utiliza carbón vegetal producido por pirólisis de madera a 500 °C.

El clorato de potasio no es higroscópico y funciona mejor que el nitrato de potasio, pero la combustión junto al carbón y al azufre se hace mucho más rápidamente, siendo casi explosiva; por ello se usa en pirotecnia.

Aunque aún se pueda encontrar este tipo de pólvora para los fines descritos anteriormente, ésta fue desplazada por la pólvora nitrocelulósica o sin humo en la última década del siglo XIX, substituyéndola totalmente por las notables ventajas que tenía sobre la otra.

Aun cuando este fenómeno parece efectuarse instantáneamente, es un hecho comprobado que se verifica de una manera progresiva y empleándose un tiempo más o menos largo, el necesario, no tan solo para que la inflamación se propague a toda la masa de pólvora que constituye una carga, sino también para la combustión total de cada grano.

Cuando la temperatura se eleva de una manera gradual, se funde el azufre antes de llegar a los 300° unen los granos formando una pasta: si continúa elevándose la temperatura, puede vaporizarse el azufre y arrastrar en parte al carbón, llegando a descomponerse la pólvora sin deflagrar, siempre que no se llegue a la temperatura de ebullición del primero.

Cuando permanecía constante la temperatura marcada en los termómetros, colocaban en la extremidad más fría de la barra la pólvora sometida a la experiencia, aproximándola al otro extremo hasta tanto que se verificaba la inflamación o descomposición.

Los resultados positivos, no indican incondicionalmente que una persona haya disparado un arma de fuego.

Formas diferentes de los granos de pólvora, cada una con su función.
Grabado chino de un lanzallamas antiguo descrito en el Wujing Zongyao .
El Cañón de los Dardanelos , un gran cañón de bronce usado por el Imperio otomano en la caída de Constantinopla en 1453.
Una imagen del siglo XV de un cañón granadí del libro Al-izz wal rifa'a .
Fórmula china de la pólvora, circa 1044.
Cañón francés del siglo XVIII .
El emperador mogol Shah Jahan usando un mosquete de cerrojo.
Batallón británico derrotado durante la batalla de Guntur.
La lucha de Custer (La batalla de Little Big Horn), de Charles Marion Russell .
Deflagración de pólvora dentro de la vaina al disparar un arma de fuego
Residuos de pólvora en manos