Sin embargo, las pruebas se suspendieron a causa de un grave accidente[1] Otro portahidroaviones temprano, fue el HMS Hermes, un viejo crucero convertido y comisionado en 1913.
Los aviones, sólo podían operar con la mar en calma, y era necesario detener la marcha del buque para lanzar o recuperar las aeronaves, tarea que podía tomar alrededor de 20 minutos.
Los portahidroaviones, se solían colocar unas diez millas o más detrás del frente de batalla con una escolta de cruceros para evitar ser atacado por la retaguardia mientras lanzaba sus aviones, momento en el que era sumamente vulnerable.
Los hidroaviones, también tenían unas peores prestaciones que otros aviones debido a la fricción del aire contra los flotadores.
Los portahidroaviones llegaron a estar obsoletos al final de la Segunda Guerra Mundial.