El primero de los cruceros a vapor fue construido por la Royal Navy con el nombre HMS Mercury y fue botado en 1879.
Estos cruceros de segunda y tercera clase fueron creciendo poco a poco, haciéndose más rápidos con más artillería y mejor protección.
Los cruceros no podrían tener un desplazamiento mayor que los cruceros estándares y podrían ser armados con cañones de un calibre que no excediera 6,1 pulgadas (155 milímetros).
En ambos casos, las naves no podían tener un desplazamiento superior a 10 000 toneladas.
En España, se construyeron algunos cruceros ligeros que tuvieron una activa participación en la guerra civil.
Estos cruceros tenían un notable retraso tecnológico con respecto a sus contemporáneos.