Juan del Águila y Arellano (El Barraco,[2] 1545 - La Coruña, agosto[cita requerida] de 1604[2]) fue un militar español.
En 1565, en el Tercio viejo de Sicilia, formó parte del contingente que se envió a socorrer Malta, asediada por los otomanos.
Un año después, fue enviado a Córcega en apoyo de los genoveses, que intentaban sofocar la rebelión encabezada por Sampiero Corso.
En 1574, participó en la batalla de Mook, que supuso un duro golpe para los rebeldes protestantes.
En mayo de 1577, su tercio abandonó Maastricht con destino a Lombardía tras la firma del Edicto Perpetuo.
Tres meses después, el 23 de julio, la importante ciudad Nieuwpoort se rindió a los españoles y Juan se convirtió en el nuevo castellano, y su compañía en la guarnición.
En este segundo grupo se encontraban los maestres Juan del Águila y Francisco Arias de Bobadilla.
Los rebeldes holandeses rompieron entonces los diques que protegían la comarca, el nivel del agua subió y la isla se inundó.
Los españoles quedaron así aislados y desprotegidos en el dique de Empel.
[4] Esa misma noche, Bobadilla ordenó asaltar los fuertes con las pocas barcas que disponía.
Ante tal situación, los barcos holandeses se retiraron por temor a quedar bloqueados y los españoles pudieron tomar los fuertes.
[4] El rey le asignó un tercio de nueva creación que esperaba en Santander.
En septiembre la operación fue cancelada al conocerse el desastre de la Gran Armada.
Allí se les unieron seis compañías y otro tercio, y juntos volvieron a echarse al mar para dirigirse nuevamente a Galicia, donde pasarían el invierno.
Aprovechando el respiro que le dieron las tropas francesas, Juan del Águila decidió organizar una expedición de castigo contra Inglaterra, por su ayuda a Enrique IV de Francia.
En dos días la expedición saqueó e incendió Mousehole (donde solo sobrevivió un pub), Newlyn, Paul y Penzance.
Por ello, Juan del Águila y su tercio tuvieron que regresar a España.
El tercio fue destinado a Cádiz, desde donde debían hacer salidas para escoltar galeones que venían de América.
En cuanto terminó el desembarco, la flota volvió a España en busca de refuerzos.
Las tropas aliadas estaban lejos de la ciudad y solo pudo conseguir 900 bisoños mal armados.
En la entrada de la bahía mandó construir dos fuertes: Castle Park y Ringcurran.
Destruyeron veinte cañones y acabaron con más de setecientos ingleses, pero tuvieron que volver a la ciudad al no poder atravesar las líneas enemigas.
Tras esto, la caballería inglesa lanzó el contraataque, que hizo retroceder y huir al ejército irlandés.
Entonces, la caballería comenzó a perseguirles, causando gran número de bajas entre los desertores.
Juan del Águila salió de la ciudad con sus hombres, pero ya era tarde y fueron rechazados.
Permaneció bajo arresto domiciliario en La Coruña, lo que le impidió ir a Madrid para explicar su actuación en Irlanda.
En la Corte se preparaba un Consejo de Guerra contra él, pero no llegó a verlo, pues murió en agosto, probablemente en los primeros días.
Según cuenta Emilio González López: «Abrumado por ésta detención, que suponía una grave censura a su conducta militar en Irlanda, murió don Juan del Águila, probablemente a principios de agosto».