Poco tiempo después, José Faustino se enroló en el ejército insurgente de Vicente Guerrero, donde fungió como veterinario, y, tras un tiempo, fue nombrado coronel.
Sin embargo, al ser ejecutados Melchor Ocampo, Leandro Valle y Santos Degollado, por las fuerzas conservadoras en el transcurso del año, Díaz solicitó permiso para ausentarse e ir a pelear.
Díaz ordenó destruir todo el armamento y las municiones del ejército mexicano, para que no cayeran en manos de los franceses.
[15] Tras más de un año reclutando hombres y pertrechos, Díaz regresó al sur del país, donde fue apoyado por el viejo cacique liberal Juan Álvarez.
Justo Benítez, quien para entonces se había convertido en el intermediario político de Díaz, sugirió al militar que pronunciara un discurso en la tribuna del Palacio Legislativo.
Aunque si bien la prensa solo lo tomó como una declaración informal, Lerdo anunció su candidatura la noche del 23 de diciembre y este hecho suscitó reacciones diferentes en la clase política nacional.
Díaz, mientras tanto, se embarcó a Cuba en un barco que salió de Tampico, Tamaulipas, haciéndose pasar por el médico español Gustavo Romero.
Díaz envió un mensaje cifrado que al ser leído reveló la orden del Presidente: "Mátalos en caliente y después averiguas".
Delfina enfermó gravemente de pulmonía y los médicos no le dieron esperanzas, así que decidió casarse por la Iglesia.
Sin embargo, como el mismo Díaz relató años más tarde en sus Memorias, su esposa Carmen se dedicó a formarlo dentro de la sociedad mexicana.
Asimismo se estimuló el desarrollo de las compañías ferroviarias otorgando terrenos colindantes y estableciendo subsidios por cada kilómetro construido.
En la minería, México ocupó en la época del Porfiriato el primer lugar en producción de plata y se ha mantenido en este puesto desde entonces.
Aunque la producción no fue tan grande como en otros países, si registró un relativo aumento con respecto a la economía mexicana durante los primeros cincuenta años de vida independiente.
Entre este grupo se contaban Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, el Nigromante, Vicente Riva Palacio, Luis G. Urbina, Juan de Dios Peza y Justo Sierra.
Fue también diplomático, dado que hablaba con fluidez el idioma francés, y en estos cargos desempeñó la labor de promover culturalmente al país en las potencias extranjeras.
El gobierno de Díaz necesitaba lograr la unión nacional, debido a que aún existían grupos conservadores en la sociedad mexicana.
Por ello, el Ministerio de Instrucción Pública, dirigido por Justo Sierra usó la historia patria como un medio para lograr la unidad nacional.
Años después se intentó restaurar la institución, reversando una retrógrada medida que rezagaría la alta educación en México, pero las guerras civiles y las confrontaciones políticas lo impidieron.
Amada, la hija que Díaz procreó en los años de la guerra contra Francia con la soldadera Rafaela Quiñones, comenzó a vivir con el presidente desde 1879.
[71] Las familias de la alta sociedad mexicana, que en su mayoría eran partidarias del gobierno, comenzaron a formar un círculo en torno al general Díaz.
Manuel Romero Rubio, suegro del presidente ocupó durante once años la cartera de Gobernación, e incluso se dijo que poseía aspiraciones presidenciales.
Díaz, sin embargo, se encargó de descalificar a Romero Rubio, ya que la intención del presidente era perpetuarse en el poder.
A fines de 1887, Guillermo Prieto escribió: "La prensa, nuestro cuarto poder, es el único bastión sobreviviente del liberalismo puro y original".
Hacia 1888 subsistían 130 periódicos, pero a fines de 1911 quedaban solo 54, ya que la otra parte fue clausurado en el resto del gobierno porfirista.
Hacia 1889, el general Ramón Corona, antiguo combatiente liberal y entonces Gobernador de Jalisco, intentó lanzar su postulación como candidato presidencial.
Así, el general Porfirio Díaz se postuló nuevamente a las elecciones de 1900, y salió electo en un período que duraría hasta 1904.
A su vez, existía un punto medio entre ambas sociedades: la de la oligarquía terrateniente, integrada por hacendados, trabajadores agrícolas, mineros y rancheros.
[108] Entonces, Madero comenzó la primera campaña política del país, donde recorrió las ciudades más importantes de México y logró ganar varios adeptos entre la población.
Madero aún se encontraba residiendo en Nueva Orleáns, Florida, desde donde recibió noticias de que la sublevaciones revolucionarias contra Díaz habían sucedido con éxito, y desde esa misma ciudad enviaba cartas a los jefes rebeldes para dirigir la lucha.
Tras fijar su residencia en París, los Díaz solían marcharse a Biarritz y San Juan de Luz, en la costa francesa, durante el invierno.