José María Iglesias

Durante la Intervención estadounidense en México, se trasladó a Querétaro, donde fue nombrado en 1847, ministro letrado del Tribunal de Guerra por el presidente Pedro María Anaya.

En 1853, Antonio López de Santa Anna fue nombrado nuevamente presidente, se constituyó el período conocido como "Dictadura de Santa Anna", quien se hizo llamar Alteza Serenísima.

Benito Juárez era el presidente de la Suprema Corte de Justicia, conforme a lo marcado por la Constitución, a la cual defendió, y asumió la presidencia legítima del gobierno.

Iglesias acompañó al gobierno republicano por San Luis Potosí, Nuevo León, Coahuila, y Chihuahua desempeñando como ministro de Hacienda hasta 1867.

Durante su gestión redactó un opúsculo titulado Estudio constitucional sobre facultades de la Corte de Justicia, cuyos enunciados encontraron fuerte oposición por parte del poder Ejecutivo.

En octubre se trasladó a Toluca, y de ahí se dirigió a Salamanca donde contactó al gobernador Florencio Antillón quien le brindó su apoyo.

Desde Salamanca, Iglesias consideró este hecho como "el mayor ultraje a la soberanía popular".

Iglesias rechazó las propuestas de Díaz, pues éstas consistían en tomar el poder por la fuerza desconociendo a los tres poderes federales del gobierno.

Por el contrario, redactó el Plan de Salamanca, cuyo objetivo además de establecer un plan de gobierno provisional, era convocar a elecciones, comprometiéndose a no participar como candidato en la contienda, señalando así mismo que no tenía ningún interés personal en continuar en el cargo.

[11]​ Durante los acontecimientos Revolución de Tuxtepec, Iglesias fue perseguido por las fuerzas de Díaz, y se vio obligado a replegarse a Mazatlán, lugar donde se embarcó hacia los Estados Unidos, residió en San Francisco y Nueva Orleans.

Los periódicos ultra liberales anunciaron su muerte, pero Díaz y su gobierno procuraron que su figura fuera olvidada.

José María Iglesias