Revolución Iglesista

La revolución Iglesista fue un movimiento político-militar dirigido por José María Iglesias en 1876 para impedir que Sebastián Lerdo de Tejada fuera nombrado presidente de nueva cuenta.

Iglesias dirigió un oficio el 27 de septiembre a la Suprema Corte de Justicia expresando que consideraba interrumpido el orden constitucional, adhiriéndose a tal documento los magistrados Alas, Ramírez, Montes, García Ramírez y Guzmán, dejando de concurrir al tribunal en lo posterior.

Pocos días después, Alas, Ramírez y Guzmán fueron enviados a prisión por orden de Lerdo.

Por tal motivo, Iglesias salió ocultamente de la capital para Guanajuato, donde fue reconocido como Presidente de la República por el general Florencio Antillón, quien era gobernador del estado, así como por el general Trinidad García de la Cadena y por otros militares, inspirado por Ignacio Mejía y por el general José Cevallos Cepeda, jefe militar de Jalisco.

Las negociaciones entabladas entre porfiristas e iglesistas, con el fin de llegar a un arreglo terminaron pues Iglesias se negó a reconocer el Plan de Tuxtepec.