Perteneció a la corriente filosófica del positivismo y al grupo de Los Científicos durante los últimos años del Porfiriato.
Paralelamente impartió cátedra en la Escuela Nacional Preparatoria.
Regresó a la Ciudad de México, donde vivió hasta 1923, cuando se exilió por un corto periodo en San Francisco para volver a vivir en México en 1927.
Volvió otra vez al exilio en San Francisco de 1927 a 1929 y regresó de forma definitiva a México en 1929.
[2] Colaboró con los periódicos Excélsior y El Universal, pero sus entregas periodísticas se publicaron en El Correo de Jalisco, La República Literaria, El Imparcial, La Opinión, La Prensa de San Antonio, y Diario de Yucatán.