Supuestamente inventada en Oriente en el siglo VII u VIII (y bien guardado el secreto de su elaboración) y admirada en Occidente, alimentó un importante comercio que no disminuyó hasta que fue reinventada en Europa,[6] dando lugar a diferentes tipos en Francia, Alemania, Italia, España e Inglaterra.
En los años siguientes se intentó imitarla con una falsa porcelana utilizando el vidrio opalino.
En Inglaterra se llegó a alcanzar una gran calidad en este tipo de porcelana, esencialmente fina y ligera.
Pero al cabo del tiempo algunos de esos técnicos se trasladaron a Viena, Venecia y Nápoles, donde fueron a su vez fundando otras fábricas de porcelana.
La segunda corresponde al vidriado (a temperaturas que varían según el producto entre 1175 y 1450 °C).