Aunque la finalidad era la imitación lo más fiel posible de la porcelana china, las primeras producciones fueron realizadas en color blanco y poco a poco se fueron introduciendo más diversidad de colores.
Los adornos añadidos en soperas, jarras o centros de mesa, así como las estatuillas, los elaboraban escultores especializados.
En Francia se consiguió un mayor control de la temperatura gracias a las muflas; éstas estaban realizadas con ladrillos del mismo tipo que los hornos, se colocaban en el interior haciendo pilas con la intención de que el fuego las rodeara por todas partes.
[11] La decoración efectuada en China, fue en muchas ocasiones la propia cubierta dada después del desecado de la pieza.
Finalmente, durante la dinastía Qing (1644-1912) la decoración se realizó en cinco colores, verde, amarillo, negro, rosa y el rojo sangre.
Los colores rojos, rosas, verdes y amarillos eran aplicados para conseguirlos en una cocción a pequeño fuego (800/900º).
Otro sistema empleado era el pegar directamente el pan de oro sin cocción, pero el resultado no fue satisfactorio ya que la duración del dorado en la obra era menor.
[13] El tipo de dibujo empleado fue variado y cada fábrica tenía sus modelos, que iba modificando según la moda del momento.