La porcelana oriental era símbolo de riqueza, importancia y buen gusto.
Al mismo tiempo, Ehrenfried Walther von Tschirnhaus, un matemático y científico, experimentaba con la fabricación de cristal intentando crear porcelana.
Destacaba la gran nitidez y definición de los detalles, añadidos mediante moldes, con que se adornaban las piezas.
Estas podían ser pulidas y abrillantadas antes del proceso de cocción.
Pronto se empezó a elaborar en Meissen porcelana blanca de pasta dura, un tipo especial de porcelana que se había comenzado a fabricar en China en el siglo ix y que se obtenía cociendo a temperaturas muy elevadas un aglomerado que contenía caolinita y una roca feldespática denominada "petunse".
Asimismo se copiaban pinturas del artista barroco francés Antoine Watteau.
Se fabricaban igualmente en Meissen porcelanas vidriadas de colores sin decoración alguna, que eran vendidas al por mayor a talleres privados para ser esmaltadas en estos.
Enseguida, estos diseños identificativos se grabaron en azul por debajo del vidriado.
Su asistente fue Johann Joachim Kändler, que sería posteriormente el escultor más famoso de Meissen.
Apoyado por ayudantes como Johann Friedrich Eberlein y Peter Reinecke, Kändler siguió trabajando hasta su muerte en 1775.
En el siglo XIX Ernst August Leuteritz modernizó muchas de las miniaturas rococós y las comercializó creando un "segundo Rococó", rico en detalles de trenzados (hechos con lazos reales) y flores.
Los coleccionistas ingleses llegaron a emplear el término de porcelana de Dresde para describir este estilo, especialmente para referirse a aquellas estatuillas femeninas que sugerían timidez coqueta o candorosa.
Bajo la dirección de Erich Hösel (desde 1903), los viejos estilos fueron revisados y reinterpretados.
Por ejemplo, muchas obras del escultor expresionista Ernst Barlach fueron tachadas de "arte degenerado".
Tras la Segunda Guerra Mundial y bajo el gobierno comunista de la RDA, la porcelana tuvo dificultades para readaptarse a la nueva situación, al tratarse de un sector tradicionalmente destinado a minorías acaudaladas.
Fue a partir de 1969, cuando Karl Petermann se hizo cargo de la fábrica, que Meissen pudo volver a sus viejas tradiciones, permitiéndosele también una expresión artística más libre.
Las primeras vajillas eran sencillas y fue Kändler el que introdujo decoraciones a juego.
Kändler produjo durante 1745 un patrón denominado "nuevo recorte", caracterizado por el corte ondulado de los bordes.
Muchas piezas que imitan los famosos adornos del Zwiebelmuster han sido creadas por sus competidores, empleando incluso el nombre de Meissen como marca.
Luego de este periodo, la compañía Meissen Porzellan volvió a ser rentable y esto se convirtió en un problema en una economía comunista.
Entre tanto sus productos se habían vuelto caros, la calidad extrema y el valor artístico tan alto que empezaba a ser interesante para los coleccionistas.