Su estilo artístico, tanto en lo visual, como en la obra literaria, se encuentra entre el realismo y el expresionismo.
Esto le creó muchos conflictos durante el auge del nazismo y provocó que la mayoría de sus trabajos fueran confiscados como arte degenerado (Entartete Kunst).
Se trasladó a París, donde permaneció dos años, ocupándose principalmente del trabajo escrito.
Ese mismo año nació Nicolás, su hijo con una modelo de la cual se había separado recientemente.
Luego vendrían dos años de controversia jurídica, por la custodia a cargo del padre.
Ese mismo año se trasladó a Güstrow (Mecklemburgo), donde construyó un taller y una casa para satisfacer sus necesidades.
Entre los primeros artistas que digirieron la estética de Barlach se encontraron los colombianos Rómulo Rozo (en México) y Hugo Martínez González.