La construcción es de estilo barroco, y es característica su escasa altura, como una estrategia constructiva para prolongar la vida útil del templo, en una región donde los terremotos habían destruido para la fecha de su edificación varios edificios importantes.
Descargaron la mula y ésta se levantó al no sentir peso, pero unos pasos después, cayó muerta.
El material esencial del edificio es la cantera verde, una piedra muy común en algunas partes de Oaxaca.
En contraste, la magnificente portada fue realizada en cantera amarilla, y está ligeramente salida hacia el atrio del templo en comparación con los campanarios.
Se distinguen así dos pequeños ángeles a los costados, el primero de ellos que recuerda a la Verónica, por el manto con el rostro de Cristo en él, otro parece aludir al arcángel San Miguel, así como cuatro hornacinas de arco conopial y peanas; la representación en estos de Santa Ana, San Joaquín, San Juan Evangelista y Santa Lucia, enmarcados por columnas tritostilas y capitel jónico.