Ortega reconocería a Delfina hasta muchos años después, en 1878, cuando Díaz lo presionó y lo recompensó con una senaduría.
En su vida marital, por los deberes políticos y militares de Díaz, la pareja radicó en muchos lugares.
Delfina vivió en Tehuacán, y luego se reunió con Porfirio en la Ciudad de México.
Luego se regresaron a Oaxaca, donde fueron acogidos primero por Félix Díaz Mori y su esposa Rafaela Varela.
Ahí nacieron los dos únicos sobrevivientes del matrimonio: Ahí, en el clima veracruzano, la familia de Porfirio Díaz logró conseguir una relativa estabilidad económica, puesto que además del cultivo de azúcar, se dedicó a la carpintería, e incluso logró inventar una mecedora integrada con abanico automático.
En 1871, Díaz convertido en un personaje de importancia, envió a su hermano Félix a hablar con Rafaela para convencerla de que Amada se merecía una buena educación y por ese motivo debía vivir con él y Delfina.
Cuando él se encontraba escondido, fugitivo o en revueltas políticas; Delfina Ortega sufría mucho.
Aún como primera dama, Delfina se concentró en sus deberes como madre, esposa y en cultivar un reducido círculo social.
Delfina quedó muy agotada y enferma por el alumbramiento; las parteras le recomendaron a Díaz que llevara auxilios espirituales para Delfina, lo cual en un principio no pudo hacer porque no estaban casados bajo rito católico.
Porfirio solicitó al arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos que celebrara el matrimonio católico.
El servicio fúnebre fue en la Colegiata de Guadalupe, presidido por Porfirio Díaz y sus tres hijos.
En 1894 se inauguró en la ciudad de Oaxaca una escuela con su nombre siendo su fundador el general Gregorio Chávez.
En la telenovela histórica mexicana El vuelo del águila (1994), fue interpretada por la actriz Alma Delfina.