Las tareas de construcción y demolición relacionadas con la ingeniería militar suelen ser realizadas por ingenieros militares, incluidos soldados entrenados como zapadores o pioneros.[3] En los ejércitos modernos, los soldados entrenados para realizar tales tareas mientras están bien adelantados en la batalla y bajo fuego a menudo se denominan ingenieros de combate.Si retrocedemos a la Edad del Bronce, se pueden encontrar en España numerosos vestigios de fortificaciones, tal vez los más antiguos en Los Millares (Almería).Hay hallazgos datados hacia el año 1000 a. C. de castros, en Galicia y la Meseta.Los iberos fueron los primeros que comenzaron a situar sus ciudades en cerros bien defendidos, sus murallas estaban hechas de piedras unidas en seco, disponían de torretas, fosos, empalizadas, etc. que proporcionaban una defensa suplementaria.Las ciudades de la península ibérica coincidían, en general, en tener una defensa perimetral fortificada, como se comprueba en los restos arqueológicos de la gran mayoría, Gadir (Cádiz), Numancia, Cartago Nova (Cartagena) y un largo etc.Pedro Navarro, hacia el año 1500, fue el primero que empleó esta técnica en los sitios de Castelnovo y Nápoles.Durante este período se fortificaron, entre otras, las plazas de San Sebastián, Fuenterrabía, Pamplona, Jaca, Rosas, Perpiñán, Castel Leon, Cartagena, Gibraltar, Cádiz, Badajoz, Ciudad Rodrigo y La Coruña en la península.En ultramar se procedió de igual forma con Ceuta, Orán, Manila, La Habana, San Juan, Amberes...No obstante, continúa una notable influencia extranjera: italianos, franceses, suizos y belgas son los apellidos más numerosos.Evolucionan las técnicas y procedimientos, los ingenieros empiezan a disponer de personal "orgánico" para los trabajos específicos.La gran capacidad de Verboom hace que el Cuerpo se consolide rápidamente, adquiera pronto una fuerte solidez y prestigio.