Salvador Díaz Mirón
A su padre se le atribuye la famosa estrofa de cementerios: "Aquí la eternidad empieza, y es polvo la mundanal grandeza".José Antonio Rojas, su gran amigo, lo impulsó a que también se hiciera de carrera política.Fue director del periódico oficialista porfiriano El Imparcial y cuando los revolucionarios derrotaron a Huerta tuvo que huir al exilio.Regresó a México con la autorización del presidente Venustiano Carranza y no se involucró más en la política.Fue célebre su duelo contra Migoni, en el cual éste salvó la vida porque la bala dirigida a su corazón fue desviada por una cartera.El ejecutor de los partidarios alegó que no podía responder al reto porque se hallaba ejerciendo un cargo público.Una tarde, un jarocho lo ofendió por el artículo publicado en El Dictamen alabando a Victoriano Huerta, el asesino de Francisco I. Madero.Famosa es su frase del poema A Gloria «Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan... ¡mi plumaje es de esos!».Un año después, en Xalapa, publica Lascas, obra considerada su principal libro, que contenía un total de 40 poesías inéditas.En esos poemas refleja su resentimiento social; por ejemplo, en "Paquito", su rencor contra las autoridades: "Papá no me quiere; está donde juzga y riñe a los hombres que tienen la culpa" o en "Idilio", su desprecio a las clases populares: "Alocada en la fiebre del celo, la zagala se turba y empina; ¡un cambujo patán se avecina!".Sus poemas posteriores a 1901 fueron publicaciones periódicas en el Semanario Literario Ilustrado, Revista Moderna, El Debate, Arte y Letras, El Imparcial.A ella la recuerda en "Venit hesperus": "El bardo sufre tremenda cuita echando menos la tortolita que al aura oscura se le voló".Ya sexagenario, participó en la persecución del bandido "Santanón" Rivera, quien le respetó la vida al poeta por haber sido su ídolo en su juventud.Según Manuel Sol en su estudio introductorio a la Poesía de Salvador Díaz Mirón, meses antes de morir hay una queja del poeta sobre las "monstruosas erratas" con las que se habían impreso sus obras, documentado en una carta a Sergio R. Viesca en El Monitor Republicano.En 1910 volvió a prisión cinco meses por intentar asesinar al diputado Juan Chapital, quien presumía de haberlo mandado callar.En la cárcel de Belén escribió su poema "Aria Nueva" desde su lujosa celda, con un ánimo mucho más relajado (y hasta festivo) que cuando escribió su "Oración del preso"; ahora, altivo, se comparaba con un "peñasco firme responda al frémito de la ola que rueda saña en espuma".