Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado a un poeta.
Cuando tenía nueve años murió su padre, dejando a la familia en situación económica comprometida.
A partir del 24 de octubre de ese año, El Mundo lanza un suplemento humorístico llamado El Mundo Cómico y Amado Nervo asume su dirección.
Allí se relacionó con Catulle Mendès, Jean Moréas, Guillermo Valencia, Leopoldo Lugones, Oscar Wilde y otra vez con Rubén Darío, con quien estableció una fraternal amistad, pero posiblemente le influyó más su primer encuentro con Ana Cecilia Luisa Daillez, el gran amor de su vida, cuya prematura muerte en 1912 le inspiró los poemas de La amada inmóvil, publicados póstumamente en 1922.
Volvió a tener trato con la pobreza y la soledad después de que El Imparcial le canceló la corresponsalía y tuvo que atenerse a sus propias fuerzas para poder vivir.
En México se le tributó un homenaje, por órdenes del entonces presidente Venustiano Carranza, sin precedente.
La vida del poeta fue llevada al cine por el director argentino Luis Bayón Herrera en 1945 en La amada inmóvil, protagonizada por Santiago Gómez Cou y Homero Cárpena, entre otros.