Se casó en primeras nupcias con Beatriz Zamora López y en segundas con María Eugenia Calvo Badia.
De su segundo matrimonio tuvo una hija, Esmeralda Jiménez Calvo.
Don Ricardo fue nombrado Ministro Plenipotenciario para ese congreso, y también fue electo como su presidente.
Tomó posesión a los pocos días de una catástrofe sísmica que destruyó su ciudad natal, Cartago.
En las elecciones presidenciales de febrero de 1932 nuevamente su candidatura obtuvo el mayor número de votos, pero no la mayoría absoluta, por lo que debía efectuarse una segunda vuelta y entre él y el candidato que había quedado en segundo lugar, Manuel Castro Quesada.
En 1936, al dejar la Presidencia, manifestó categóricamente que su carrera política había terminado.
“Don Ricardo, ya en su madurez, había comenzado a estudiar con seriedad el marxismo y había llegado a la convicción de que el futuro de la humanidad debía encontrarse en una síntesis de la democracia liberal con la economía socialista”, señala Merino del Río en su obra Manuel Mora y la Democracia Costarricense.
La avanzada edad del Jiménez Oreamuno, la presión ejercida por el gobierno del Presidente León Cortés Castro en favor del candidato Rafael Calderón Guardia, junto a la persecución, muchas veces violeta, a sus partidarios y el cierre de un órgano de prensa que le era favorable, lo decidieron a retirarse definitivamente de la contienda.
Inicia sus labores en el año 1894, en un galerón ubicado al costado norte de la antigua iglesia.
Además a veces llegaban los llamados curas doctrineros que eran franciscanos, que impartían clases de religión y también enseñaban al pueblo a confeccionar canastos y esteras.
Este terreno está ubicado al frente de la basílica y fue complementado con un terreno comprado gracias a una partida específica gestionada por el doctor Guzmán Mata y una donación de Jesús Navarro.
Por eso no se cuenta con información histórica antes de esa época.