Es un medio de matar legalmente reconocido durante siglos, especialmente en los delitos que deben ser juzgados por la justicia militar.
Si bien un tirador experto es capaz de saber cuándo un arma está cargada con salvas, debido al retroceso que experimenta, es habitual que psicológicamente se tienda a no prestar atención a dicho detalle para con posterioridad recordar el retroceso como de una salva.
Esta difusión de responsabilidad hace que el proceso de ejecución sea más fiable porque es más probable que los miembros apunten a matar si no se les culpa del todo por ello, o si existe la posibilidad de que no hayan hecho el disparo letal.
[1] También permite a cada miembro del pelotón de fusilamiento creer después que no ha hecho personalmente un disparo mortal - por esta razón, a veces se denomina "ronda de conciencia".
Si el recluso condenado es un exoficial que se reconoce que ha demostrado valentía en su carrera pasada, se le puede conceder el privilegio de dar la orden de disparar.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados condenados por delitos civiles como el asesinato o la violación eran ahorcados, y algunos militares condenados durante los Juicios de Núremberg (como Wilhelm Keitel y Alfred Jodl) fueron ahorcados al ser encontrados culpables de crímenes contra la humanidad.
El fusilamiento como método de crímenes contra la humanidad presenta un problema específico para los ejecutores.
Aunque Brasil todavía permite el uso de la pena capital durante la guerra, ningún convicto fue realmente ejecutado durante el último conflicto militar de Brasil, la Segunda Guerra Mundial.
Cuba, como parte de su sistema penal, sigue utilizando la muerte por fusilamiento, aunque la última ejecución registrada fue en 2003.
[7] En enero de 1992 un exiliado cubano condenado por «terrorismo, sabotaje y propaganda enemiga» fue ajusticiado mediante fusilamiento.
Anteriormente, la ejecución por fusilamiento quedó reservada a los casos de jurisdicción castrense.
«Dar el paseo» o «llevar al paredón» a alguien significa «fusilarlo».
La ejecución por fusilamiento está vigente en los estados de Idaho y Oklahoma.
Sobre el proceso y la ejecución de Gary Gilmore se rodó una película: "La canción del verdugo".