También tuvo relación, por cuenta propia, con la familia del presidente de México Porfirio Díaz al haberse casado con Amada Díaz, la hija mayor de este último.Ignacio recibió una esmerada educación en los mejores colegios de México y Estados Unidos.Luego de este suceso, las relaciones con su suegro se limitaron a ser ceremoniosas y tirantes; y desde ese momento, cada vez que Ignacio viajaba al extranjero Díaz encomendaba a los cónsules mexicanos que lo vigilaran.Ya en la extrema pobreza, en Cuernavaca Ignacio se enteró de que habían sido expropiadas sus haciendas en Yautepec y Cuautla.Algunos historiadores han afirmado que en el libro El álbum de Amada Díaz, escrito por Ricardo Orozco basándose en diarios de su esposa Amada, Mier tuvo un encuentro sexual con Emiliano Zapata.Su confraternidad fue tal que incluso cuando fue encarcelado por órdenes de Venustiano Carranza, Zapata solía cuidarlo y llevarlo a cualquier lugar donde él se encontrara, hasta que finalmente le ayudó a ser liberado de su aprisionamiento.[3][5] Aunque era sabido que Mier era un hombre gay, no es posible confirmar que él y Zapata hayan mantenido una relación más allá de una camaradería muy cercana.Ignacio había conocido a Amada, a la sazón pretendida del general Fernando González Mantecón, hijo del compadre de don Porfirio, Manuel González; en un baile celebrado en la primavera de 1887.El matrimonio De la Torre-Díaz estuvo condenado al fracaso, pues su actitud escandalizaría a la sociedad mexicana y a la familia presidencial por sostener múltiples relaciones homosexuales.Corrió entonces un rumor de que en realidad habrían sido 42 los detenidos en aquella redada, siendo precisamente el número cuarenta y dos, Ignacio de la Torre, que habría sido salvado y cuya participación fue omitida por intercesión presidencial.