Tradicionalmente se ha estimado que la población existente en el actual territorio argentino al momento de la conquista española llegaba a 300 000 indígenas.
De todos modos sus porcentajes fueron bajos con respecto a la población total, en torno al 1-2 %, no superando en ningún caso el 5 %.
En 1853 ese proyecto tomaría cuerpo en la Constitución nacional, como un mandato terminante a los gobiernos de fomentar la inmigración europea para poblar el país.
Los únicos que mantuvieron cierta relevancia porcentual tras los sureños peninsulares, fueron los castellanos viejos (14 %), pero tras estos ninguna otra etnia ibérica superó el 5 % del total de inmigrantes.
[55] La herencia cultural más notable de los españoles en América fue la lengua castellana, que es el idioma dominante en la actualidad en todos los países hispanoamericanos.
Sucesivamente en 1852 lucharon, bajo órdenes del mazziniano Coronel Silvino Olivieri, con su «Legión Valiente» para la defensa de Buenos Aires durante el sitio.
La Revolución Industrial en distintos países de Europa implicó cambios profundos en la producción, traslado, información, como así también mayores libertades civiles y políticas.
Así se multiplicaron las corrientes migratorias tanto domésticas dentro del continente europea como de ultramar, mayormente desde Europa hacia América.
Sus sucesores Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) darían estímulo a iniciativas similares, aunque inicialmente no hubo una implicación directa del gobierno en las mismas.
Otras actividades estaban estrechamente ligadas al modelo agroexportador: la exportación de carnes daba trabajo a muchos obreros en el aglomerado porteño.
Esto generó una profunda transformación de los patrones migratorios, fenómeno que tiene su reflejo en la Argentina durante las últimas décadas del siglo XX.
La última oleada, menos importante en su magnitud, se produjo entre 1948 y 1952, finalizando así con el largo período de emigración europea transcontinental como fenómeno masivo.
Para estas residencias[85], deben presentar documentos como sus antecedentes penales, pasaporte y carnet o cédula de identidad.
[86] (*) Las comunidades se listan por orden alfabético, excepto italianos y españoles, en razón de su importancia cuantitativa La inmigración italiana fue la más numerosa en el periodo de la gran ola inmigratoria y conserva hasta la fecha haber sido la más numerosa e importante en la historia del país.
Entre ellas podemos encontrar: Podemos considerar que se formaron siete grandes categorías ocupacionales: agricultores, jornaleros, artesanos, comerciantes, profesionales liberales, varios y sin profesión.
[109] Los austriacos que vinieron a la Argentina lo hicieron durante las dos grandes olas migratorias, es decir, alrededor de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Algunas de sus zonas de instalación a lo largo del siglo pasado fueron Villa General Belgrano(Córdoba), Colonia Tirolesa(Córdoba), Chaco (en Resistencia y Quitilipi), San Benito (Entre Ríos), Avellaneda (Santa Fe), Villa Regina(Río Negro), Colonia Formosa(Formosa) y en Eldorado(Misiones).
Los eslovacos que migraron hacia fuera de Europa durante el siglo XX tuvieron como principales destinos a Estados Unidos y Argentina.
Dalmacia siguió siendo la región con más emigrantes, aunque se le sumaron importantes contingentes de Istria y Herzegovina.
Durante los comienzos del siglo XX, los primeros montenegrinos comenzaron a emigrar al país desde el entonces Reino de Montenegro.
[160] En general como modo de preservar su cultura, los Rom tienen un alto rechazo al sistema educativo formal, aunque esto ha ido cambiando en los últimos tiempos.
Los primeros suecos que arribaron a la Argentina fueron registrados como convertidos al catolicismo por la Compañía de Jesús presente en Córdoba en 1763.
Así, pequeños contingentes de suizos se dirigieron a Rosario, Córdoba, Tucumán, Mendoza, Mar del Plata y Bahía Blanca.
Esto se debe a que al arribar los inmigrantes eran anotados como «turco-otomanos», apareciendo de la misma forma en los primeros censos argentinos.
[195][196] Son aproximadamente 10000 personas que viven en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores dedicándose principalmente a la venta ambulante o pequeños comercios.
Entre las familias que llegaron en aquellos tiempos estuvieron: Baumann, Coulter, du Plessis, Visser, Verwey, Weber, Fillmore, Palmer, Behr, Van Wyk, Viljoen, Vorster, Myburg, Botha, Venter, Kruger, Norval, Louw, Henning, Kock, Coetzee, Viviers, Cook, Blackie, Grimbeck, de Bruyn, van Zyl, van Vuuren, por citar algunas.
Otros partidos del conurbano bonaerense en él se encuentran concentraciones importantes son Florencio Varela, Berazategui, La Plata, Tigre, Gral.
Miles de artistas y deportistas uruguayos migrantes se han vuelto famosos en la Argentina, entre ellos figuras de gran reconocimiento popular como Horacio Quiroga, Enzo Francescoli, Horacio Ferrer, Juan Manuel Tenuta, Irineo Leguisamo, Fabián Cesaro, Zelmar Michelini, Julio Sosa, China Zorrilla, Natalia Oreiro, Daniel Hendler, Víctor Hugo Morales, Mario Petruzsky (Jazzy Mel), Osvaldo Laport, Juan Verdaguer, Ricardo Espalter, Henny Trailes, William Adolfo Torena de León, Luciano Supervielle, Martin Rocco, entre otros.
Señalan algunos documentos que la inmigración de sirios y libaneses comenzó a partir de 1860, continuando con mayor intensidad debido a problemas que atravesaban esos países, quienes se encontraban bajo dominio Otomano al principio y luego bajo dominio Francés.
[273] Juan Walker, primer nacido en las islas Malvinas enrolado en el Ejército Argentino, tenía abuelos de Australia y Canadá.