[1] Pavelić recibió una enseñanza irregular en diferentes escuelas, debido a los constantes traslados de su padre.
Los miembros eran conocidos como frankovci, por el fundador del partido y seguidor de Ante Starčević (padre del nacionalismo croata moderno), Josip Frank,[5] que defendía la independencia de una «Gran Croacia».
[cita requerida] Abogó con vehemencia por la independencia de Croacia con respecto a Yugoslavia.
[1] En la década de 1920 Pavelić comenzó a establecer contactos con emigrantes croatas en Viena y Budapest; más adelante alcanzó un acuerdo con el grupo independentista macedonio VMRO.
[cita requerida] En 1927 actuaba como consejero para la defensa de los macedonios en los juicios que se le entablaron a éstos en Skopie.
[13] Antes de abandonar Múnich, contactó con los italianos, que le concedieron un visado y organizaron su traslado a Verona.
[1][11][13] Poco después fundó la organización nacionalista Ustacha (los «alzados» o «insurrectos»), con ayuda italiana.
[14] Las protestas del Gobierno yugoslavo, informado por su contraespionaje de Viena, al húngaro fueron inútiles.
[15] El objetivo húngaro era el uso de la organización de Pavelić para desestabilizar Yugoslavia, aunque las relaciones entre Pavelić y las autoridades húngaras se limitó, al menos hasta 1933, a los militares magiares, sin conocimiento del Gobierno.
[16] En ellos defendía una postura de exclusividad nacional: todo territorio poblado en aquel momento o en el pasado por croatas era considerado croata y ninguna otra comunidad tenía derecho a asentarse en el mismo.
[5] Desde el comienzo, su movimiento fue profundamente hostil a los serbios y fomentó la violencia.
[1] Durante el ingreso en la organización, los nuevos reclutas debían jurar ante un crucifijo, una granada, un cuchillo y una pistola defender los diecisiete principios del movimiento.
[24] Otros trescientos ustachas volvieron a Croacia junto con los demás ejércitos invasores.
[17] Su única aportación destacada a la campaña del Eje fue la rendición de dos regimientos yugoslavos (unos 8000 hombres) que entregaron las armas sin combatir.
[17][25] Había regresado a Zagreb el día anterior, tras entrevistarse con representantes alemanes e italianos.
[25] Al día siguiente, el 17, declaró la guerra a Gran Bretaña e hizo más tarde lo mismo con los Estados Unidos y la Unión Soviética.
[17] Pavelić controlaba las principales decisiones del país,[26] era reacio a convocar al gabinete y prefería decidir sus acciones mediante reuniones privadas con los interesados.
[20] Popular al comienzo gracias a haber logrado la creación del nuevo Estado independiente, sus partidarios crecieron de unos 2000 al fundarse la nueva nación a más de 100 000 un mes más tarde.
[27] Pavelić fomentó el culto a su persona, presentándose como el «revitalizador de Croacia» y dando la impresión de que la independencia se debía exclusivamente a su intenso trabajo y sacrificio.
[29] En la propaganda, Pavelić aparecía como un ser dedicado en cuerpo y alma a Croacia, sacrificándolo todo por su país.
[32][33] En contraposición al marcado antisemitismo del régimen, no se desarrolló una actitud hostil hacia los musulmanes, a los que trató de ganarse para su causa y a los que consideró parte de la nación croata.
[cita requerida] Las relaciones entre Pavelić y la Iglesia católica fluctuaron: satisfecha esta al comienzo por la proclamación de la independencia, pronto censuró las atrocidades del régimen.
[34] Fueron numerosos los roces entre Pavelić y el arzobispo de Zagreb, Aloysius Stepinac.
Según este autor probarían este apoyo, entre otras cosas: el silencio del papa ante los crímenes del régimen, que no fue tal en cuanto subió Tito al poder; las bendiciones papales a Pavelić, incluso a su muerte; el trato cordial o incluso preferente de la curia y del propio papa hacia los altos cargos ustacha; el visible apoyo al régimen de parte del episcopado croata, con obispos y clérigos que escaparon del país junto con Pavelić; y la participación directa de muchos clérigos, especialmente franciscanos, en las matanzas de serbios.
[33] La población urbana, principal grupo aún bajo control del régimen, se veía oprimida por las necesidades económicas de este, mientras muchos pasaban verdaderas penurias y hambruna.
Después de su capitulación, Pavelić abandonó Croacia, refugiándose temporalmente en Austria e Italia.
[40] Llegó a la capital italiana en 1946, disfrazado de monje y con pasaporte español.