[1] Pavelić no sólo se mostró dispuesto, sino que propuso una unión dinástica entre los dos países, con el objetivo de mejorar las relaciones italo-croatas.
[2] Las posteriores negociaciones, en las que el Gobierno de Pavelić solicitó continuamente el respaldo alemán para contrarrestar las ambiciones italianas, incluyeron la petición croata de conservar en su territorio toda Dalmacia, Split (del italiano: Spalato), Dubrovnik (del italiano: Ragusa) y varias islas del Adriático.
[2] Aunque aparentemente los acuerdos sellaron el fin de las disputas entre el Gobierno italiano y el croata, no acabaron con la cuestión territorial entre ambos.
[2] Las relaciones bilaterales continuaron siendo malas y empeoraron también las relaciones germano-italianas, debido al apoyo alemán a la postura de Pavelić por el interés germano en minar el poder italiano en la zona y hacerse con las materias primas del nuevo país.
[3] El nuevo Estado croata perdió la parte más valiosa de la costa del Adriático, que pasó a estar controlada por el 2.º Ejército italiano.