La actitud opuesta al colaboracionismo –la lucha contra el invasor– es representada históricamente por los movimientos de resistencia.
En otros casos, los colaboracionistas esperan obtener ganancias, enriquecimiento o favores del enemigo.
Otros ejemplos de colaboracionismo ocurrieron en mayor o menor grado en Bélgica, Países Bajos, Grecia, Croacia, Eslovaquia, Hungría y Noruega, donde Vidkun Quisling encabezó un gobierno afín a la Alemania nazi.
Precisamente, el término Quisling se convirtió en varios idiomas en sinónimo de colaboracionista.
También hubo colaboracionismo durante la Segunda Guerra Mundial en los territorios soviéticos, donde nacionalistas bálticos y ucranianos colaboraron con las tropas de Adolf Hitler.