Pese al fracaso de la invasión del Valle de Arán en ese año, algunas columnas consiguieron progresar hacia el interior y enlazar con las partidas que habían permanecido en el monte desde 1939.
Desde ese año, quienes aún resisten en el monte, negándose a elegir entre exilio o muerte, luchan ya casi exclusivamente por la supervivencia.
La historiografía la ha adoptado como la más conocida designación a los guerrilleros, hombres y mujeres que resistieron en el monte o en las ciudades contra la dictadura de Franco.
Esto es, dada la inseguridad creada por la represión de los sublevados, son muchas las personas implicadas en movimientos políticos de izquierdas que deciden no entregarse, pasando a convertirse en lo que se dio en llamar huidos.
En total había 22 campos en Francia: Barcarès, Agda, Saint-Cyprien, Argelès-sur-Mer, Berck Plage, Montpellier Chapallete, Fort-Mahon-Plage, Tour de Carol, Septfonds, Baste-les-Foages, Bram, Haros, Gurs, Vernet d'Ariège, Rivesaltes, el castillo templario de Colliure utilizado como prisión, Rieucros y, en el norte de África, Camp Morand, Meridja, Djelfa, Hadjerat-OM'Guil y Ain-el-Curak.
Comenzaron a organizarse en las montañas campamentos de jóvenes que huían del STO.
Tuvieron un protagonismo especial en el maquis francés debido sobre todo a su experiencia militar tras casi tres años de guerra en España.
Todos los componentes de la AGE consideraban la lucha en Francia contra los ocupantes alemanes y la milicia vichista como el preludio del combate para liberar España.
De carácter expresamente pluralista, integraba en sus filas a socialistas, cenetistas, anarquistas, ugetistas, comunistas y combatientes sin militancia definida.
En el resto del país, la actividad guerrillera la protagonizaban partidas de menor entidad organizativa.
Como responsable militar de la misma se nombró a Vicente López Tovar.
Además debían evaluar la situación en el interior y contactar con grupos de huidos.
La nueva orientación, sin embargo, no se hizo efectiva sobre el terreno y la evacuación general fue decretada finalmente en 1952.
También hubo grupos que actuaron, aunque por poco tiempo, en Valencia, Bilbao, Granada y León.
[14] El declive y la desaparición del maquis español se debió a diversos factores.
[15] Desde entonces, las organizaciones anarquistas concentraron el máximo número de guerrilleros e infraestructura.
El uso de la tortura por las fuerzas represoras fue una práctica habitual en los interrogatorios.El bloqueo informativo fue total.
Por esta razón, fuera de las áreas afectadas prácticamente se desconocían las actividades del maquis.
En los últimos años se produjeron intentos de pasar a Francia para escapar del cerco.
El final lo marcan las muertes a balazos del militante de la CNT Quico Sabaté en 1960; Ramón Vila Capdevila Caracremada, en 1963, ambos en Cataluña, y José Castro Veiga Piloto, en Galicia en marzo de 1965.
[20] Hacia 1963 Julio Álvarez del Vayo intentó continuar la actividad de la guerrilla con el Frente Español de Liberación Nacional (FELN), grupo encabezado por él mismo, pero su iniciativa no tuvo éxito.
Otro factor importante en la localización de las partidas y su supervivencia fue el aspecto social.
Entre las grandes zonas de máxima actividad guerrillera destacan: Además hubo actividad en otras áreas de menor extensión, como en La Mancha, en el Alto Aragón o en la zona del Bages y el Bergadá en Cataluña.
En efecto, dado el bloqueo informativo, tan sólo los escasos -en términos relativos- y dispersos habitantes locales fueron conocedores del conflicto.
Los guerrilleros actuaron en varias localidades catalanas y en Barcelona, donde la amplitud de la lucha armada fue más destacada.
[24] En Madrid la guerrilla urbana tuvo un carácter predominantemente comunista, apoyada por el PCE.
Otras capitales donde hubo igualmente actividad guerrillera fueron León, Valencia y Bilbao.
Los enlaces estaban mucho más expuestos que los maquis a la actividad represiva de las fuerzas del orden.
Es por ello que en el comienzo de los años 50, cuando la actividad guerrillera ya daba sus últimos coletazos, todavía seguían incorporándose hombres y mujeres a las partidas.
Durante los años de actividad guerrillera en España, fueron detenidas 20.000 personas por colaborar con el maquis.