La finalidad de la compañía era promover el comercio directo entre las Filipinas (entonces colonia del Imperio español) y la metrópoli.
Cuando la compañía crece y comienza a participar en otros monopolios españoles, redujo los derechos de monopolio de las demás empresas del imperio, lo que dio lugar a problemas sobre competencias con los que operaban con productos similares con América.
Los conflictos más graves tuvieron lugar con los comerciantes de Manila y con los mismos filipinos, que utilizaban la ruta hacia Acapulco para sus propias actividades, o con el Reino Unido, que mantenía el comercio asiático como primera potencia.
El rey, representado con gran pompa, está en el centro, sentado en una imponente mesa y flanqueado por sus más poderosos asesores.
Una luz intensa en el suelo se extiende ante el monarca, procedente de una fuente externa que el espectador no ve.
Para el historiador del arte Albert Boime, el pintor muestra que el monarca dirige, no por el respeto, sino por el poder absoluto y el miedo.