Racismo en Argentina

[8]​ También en la vida política es habitual utilizar la palabra «negros» por parte de ciertos grupos para referirse despectivamente a los simpatizantes del peronismo.

[8]​ Aún usadas en forma discriminatoria, palabras de uso cotidiano en Argentina, como «negro», «gronchada» o «grasa», no se refieren generalmente a la población fenotípicamente africana, de pequeña (pero creciente) presencia en el país, que da origen a la frase racista «en Argentina no hay negros», relacionándose más con la población fenotípicamente indígena y con los sectores sociales más postergados.

Según el medio británico BBC, la misma ideología racista argentina que sostiene que «en Argentina no hay negros»[19]​ utiliza la palabra «negros» para denominar a una masa mayoritaria de la población integrada por trabajadores, pobres, migrantes internos, inmigrantes latinoamericanos, indígenas, sin demasiada distinción.

[28]​ También se utiliza como sustantivo colectivo con un sentido despectivo para referirse a un grupo de personas aludidas como «negras», aunque no lo sean.

Un ejemplo de su uso es ofrecido por el pianista argentino Miguel Ángel Estrella al recordar los interrogatorios a que fue sometido en Uruguay cuando fue detenido-desaparecido durante la última dictadura militar en el marco del Plan Cóndor:

Entre las frases difundidas a través de Twitter, se encuentran las siguientes: La palabra «indio» es común en el habla cotidiana argentina.

Incluso desde hace algunas décadas existe una amplia corriente cultural que ha impulsado el nombramiento de los hijos con nombres indígenas,[31]​ como Ayelén, Maitén, Lautaro, Nehuen, Pacha, Itatí, obligando incluso al Estado argentino a reformar las leyes que prohibían el uso de nombres indígenas.

[46]​ Mario Margulis opinó que en Argentina se ha construido una difusa ideología racista fundada en la supremacía europea.

El racismo blanco-europeísta argentino tiene similitudes con la política de Australia Blanca llevada adelante desde principios del siglo XX.

Esta tendencia fue fortalecida recientemente con el ingreso de Italia, y sobre todo España, a la Unión Europea.

José Hernández en su célebre poema El Gaucho Martín Fierro refleja el racismo de la época contra el gaucho y la población criolla, a la vez de poner en boca del protagonista expresiones discriminatorias, mostrándolo a su vez racista hacia los afroargentinos, indígenas e inmigrantes italianos, especialmente.

Prat Gay dijo en ese momento: Jujuy es una provincia que tiene niveles de racismo superiores a la media nacional.

Simultáneamente, existe en Jujuy un alto nivel de racismo contra los pueblos originarios, que llega a un nivel de discriminación percibida por sus integrantes del 77%, superior incluso a las altas medias tomadas en otras provincias donde la discriminación percibida llega al 75,8%.

La pena reflejó el agravante contemplado en la ley anti-discriminatoria 23.592, cuando el delito «sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad».

La frase "yo argentino", aún utilizada en el presente para significar "yo no tengo nada que ver", surgió en el curso del pogrom, como intento de salvar la vida ante los ataques.

Durante el gobierno de Agustín P. Justo, en 1937, Marcos Savon, cónsul argentino en Gdynia (Polonia), envió varias notas al ministro y premio Nobel Carlos Saavedra Lamas, bajo el título «problema semita», que muestran la orientación general antisemita del gobierno argentino.

Fue torturada salvajemente, según sus captores, como venganza por la captura de Adolf Eichmann, quienes mientras la quemaban con cigarrillos le dejaron grabada una esvástica en el pecho.

[110]​ Intentando sintetizar ambas posiciones, el investigador Daniel Lvovich ha escrito: El antisemitismo cotidiano tiene una amplia difusión en la Argentina.

Desde hace varios años, los simpatizantes de los equipos contrarios suelen manifestarse contra Atlanta con banderas nazis y tirando jabones a la cancha.

Un Cuerpo de Esclavos fue también formado para defender Buenos Aires en caso extremo, pero no se les entregó armas.

[129]​ En la Argentina como en otros países existe un racismo profundo aunque no abierto contra el pueblo rom (gitanos).

Es un mecanismo íntimamente vinculado a los fenómenos de «desaparición» y al homo sacer (hombre sin derechos) del Imperio romano.

La negación hace aún más difícil combatir el racismo porque este adopta la forma de un proceso sutil e insidioso.

Tal es el caso del escritor, ultraderechista y opinólogo Agustín Laje Arrigoni, quien en 2022 en el programa de entrevistas mexicano "El Octátono" afirmó que en Argentina no había racismo.

Este mismo escritor se ha opuesto abiertamente a movimientos como "Black Lives Matter" comentando que es "gente reclutada y financiada".

[142]​[3]​[143]​[144]​ Básicamente el racismo antiperonista se basa en la identificación de los simpatizantes peronistas con «los negros» con un sentido abiertamente denigratorio.

[143]​ Relacionado con este racismo político apareció también la denominación de «aluvión zoológico» para referirse a los peronistas.

[148]​[149]​ Más recientemente, el racismo ha sido utilizado para atacar a los denominados piqueteros, en realidad organizaciones de desempleados que emergieron con fuerza en los años noventa.

[3]​ El hecho ha sido reflejado por el periodista argentino Sergio Kiernan en un artículo publicado en el diario Página/12 con el siguiente título: «Cuando el piquetero pasa a ser “ese negro de mierda”».

La pena reflejó el agravante contemplado en la ley antidiscriminatoria 23.592, cuando el delito «sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad».

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