En ocasiones, el arresto se realizaba con cierta formalidad; en otras, revestía la apariencia y brutalidad de un secuestro.Una vez apresada, la víctima era normalmente sometida a sesiones de tormentos físicos y psicológicos, mientras que los canales oficiales de información negaban a parientes y personas cercanas tener conocimiento del destino o paradero de la persona.En algunos casos, los secuestrados sobrevivieron y son considerados «ex-detenidos desaparecidos».[4][1] El ocultamiento del cadáver se efectuó, en muchas ocasiones, con apoyo de medios aéreos, como aviones y helicópteros, desde los que los cuerpos eran lanzados al mar o a zonas inaccesibles.[5] La desaparición masiva de personas implicó largos años de búsqueda y sufrimiento para sus familiares (motivando estados angustiosos graves al vivenciar largos duelos inconclusos).