Desde hace varios siglos se ha impuesto una definición de trabajo que solo incluye la actividad creativa y productiva en el ámbito público, no doméstico.
Debido al hecho de que existe una antigua división del trabajo entre los sexos (hoy en proceso de finalización) en la que las mujeres debían hacerse cargo del trabajo doméstico mientras que los hombres debían hacerse cargo del trabajo a realizarse en el ámbito público, la mayor parte de las realizaciones culturales de las mujeres casi no han quedado registradas en la historia que muestra una abrumadora presencia masculina.
En este sentido la invisibilización es un proceso que deviene de la construcción del concepto social «el otro» o «los otros», por oposición a «nosotros».
[1] El enmascaramiento es un mecanismo utilizado por las personas estigmatizadas que se ven presionadas a encubrir su identidad ante terceros.
Kenji Yoshino[1] sostiene que este proceso se desarrolla a través de cuatro mecanismos relacionados con la apariencia, la subcultura, el activismo y la asociación.