Nación

[3]​ Por otro lado, en sentido laxo, nación se emplea con variados significados: Estado, país, territorio o habitantes de ellos, etnia, pueblo y otros.

[5]​ De esta manera por ejemplo, el ensayista británico Walter Bagehot escribió en el siglo XIX que las naciones son «tan viejas como la historia».

Así pues surgirían diversos autores, los llamados modernistas o constructivistas, que aportarían una explicación diferente al origen de las naciones y el nacionalismo.

Cada nación sería construida en un momento dado, no fechable ni repentino, tendría vigencia durante un periodo y acabaría por desaparecer, contrariamente al pensamiento del común de nacionalistas.

Tampoco serían entidades objetivas como las montañas o los ríos, sino elementos subjetivos construidos por un grupo humano y cuya existencia en términos científicos se situaría únicamente en la mente de sus seguidores.

Sus conclusiones fueron que no había ningún factor objetivo universalizable ni suficiente por sí mismo para fundamentar el hecho nacional.

Pensaba que las naciones no eran elementos naturales, sino construcciones sociales humanas inventadas, acuñando en este sentido el término «comunidades imaginadas», repetido hasta la saciedad en la literatura especializada.

[5]​ George L. Mosse por su parte acuñó otro término que ha quedado consagrado en la literatura académica relativa al estudio de los procesos mediante los cuales se construyen las naciones.

El historiador español y experto en el tema José Álvarez Junco, afirma coincidir en mayor medida con los postulados modernistas que con los primordialistas o perennialistas.

Las identidades nacionales no son hechos objetivos como las montañas o los ríos, sino elementos subjetivos únicamente existentes en la mente de sus participantes.

La palabra nación proviene del latín nātio (derivado de nāscor, nacer), que podía significar nacimiento, pueblo (en sentido étnico), especie o clase.

[43]​ Escribía, por ejemplo, Varrón (116-27 a. C.): Europae loca multae incolunt nationes ("Son muchas las naciones que habitan los diversos lugares de Europa").

[45]​ En la Edad Media el término se continuó empleando en sentido étnico, al margen de que ahora las naciones estuvieran integradas en diversas entidades políticas como Reinos e Imperios.

Así por ejemplo la Universidad de Bolonia estaba integrada a mediados del siglo XIII por las «naciones» francesa, picarda, poitevina, normanda, gascona, provenzal, catalana, borgoñona, española, inglesa, germánica, polaca, húngara...

[51]​ Lo mismo afirma Juan Francisco Fuentes cuando dice «que hasta el siglo XVIII el concepto de nación tiene perfiles muy difusos».

[52]​ La imprecisión del término nación se puede comprobar, por ejemplo, en el caso del jurista de Perpiñán Andreu Bosch (1570-1628) que cuando enumeraba las «nacions» que formaban «tota la nació espanyola» mencionaba «les nacions de Castella, Toledo, Lleó, Astúries, Extremadura, Granada» juntamente con catalanes y portugueses.

[61]​ El filósofo ilustrado que ejerció mayor influencia en esta materia fue Jean Jacques Rousseau al desarrollar el concepto de soberanía nacional.

Para Rousseau los ciudadanos deben anteponer el bien común a sus intereses individuales naciendo así un contrato social entre todos ellos, como depositarios de la soberanía, del que surgirá un Estado regido por la voluntad general.

Por ello la «Nación» viene definida por una lengua, unas raíces, una historia, unas tradiciones, una cultura, una geografía, una «raza», un carácter, un espíritu (Volksgeist),... específicos y diferenciados.

Sin embargo, estos significados ya se difuminaron en la misma época revolucionaria, en la que varios autores emplearon los términos de otra forma.

Pero poco después modificó su significado, estableciendo una diferencia fundamental para su idea de la soberanía y del Estado constitucional.

Por ello es que en el uso común los términos de nación, país, tierra y Estado se suelan usar casi como sinónimos.

Por lo tanto, la necesidad de mantener una nación se basa en memorias falsas y el odio a todo aquél que no lo comparte."

En la Edad Media se consideraba que existía una sola civilización unida básicamente por una religión y una lengua culta común (p.ej.

Así, por ejemplo, se hace hincapié en el conocimiento y desarrollo de la lengua madre vernácula como aquella en la que todo individuo debería ser instruido para alcanzar una formación plena.

Por ejemplo, la guerra de las Comunidades en Castilla (1520-1521) y la Reforma Protestante en Europa Central, ambas contra el emperador Carlos V.

Sin embargo estos movimientos no lograron crear la fuerza y unión suficiente ni consolidar una teoría filosófico-política homogénea en este aspecto.

Sus criterios estaban basados en el racionalismo, la libertad individual y la igualdad ante la ley, al margen de consideraciones étnicas o culturales.

Asimismo, la Confederación se caracterizó desde un principio por una ideología común de tipo parlamentaria, federativa y democrática que ya para principios del siglo XIV la comenzaban a caracterizar y que en los Estados vecinos no dio frutos de manera análoga hasta tiempo después.

Abogaba pues por la financiación y ayuda a los partidos revolucionarios de las distintas naciones para acelerar sus propias revoluciones socialistas.

Camino del edificio de las Naciones Unidas en Ginebra , escoltado a ambos lados por una fila de banderas.