[13][14][15][16][17] Waldo Ansaldi sostiene que la Liga Patriótica Argentina «se orientó, en la década de 1920, hacia posiciones antidemocráticas y decididamente fascistas»,[16] mientras que María Inés Barbero lo definió como una organización cercana al «tipo nacionalista-fascista».
[18] Una opinión diferente fue expuesta por otro historiador de izquierda (no marxista sino la que se identifica con el pensamiento posmoderno), Lisandro Gallucci, quien afirmó "la Liga Patriótica jamás tuvo la vocación revolucionaria que por ejemplo el fascismo italiano mostró ya desde sus inicios, es decir, nunca aspiró a conquistar el gobierno para llevar adelante un proyecto de refundación integral de la sociedad.
En consecuencia parece más apropiado definir a la Liga como un conservadurismo combativo, en tanto que su objetivo primordial no era reemplazar un orden por otro sino conservar el que veía consagrado en la Constitución, adoptando para ello actitudes beligerantes, y acciones violentas inclusive, contra aquellos sectores a los que juzgaba como amenazas al orden constitutivo de la Nación".
Este punto es nodal para entender la diferencia con los liguistas ya que, como se ha dicho, Carlés y la LPA en general, defienden la democracia liberal como sistema político, buscando simplemente adoctrinar al inmigrante y a la clase obrera en general, dentro del proyecto conservador, cuyo fin último era el del retorno al poder.
Roca (hijo) en el Partido Autonomista Nacional; Manuel Carlés, Manuel María de Iriondo, Carlos M. Noel, Leopoldo Melo y Vicente Gallo en la Unión Cívica Radical; Lisandro De la Torre en el Partido Demócrata Progresista).
Esto habría producido preocupación en los máximos dirigentes de los mismos partidos mayoritarios que veían amenazada su situación.
En definitiva, la finalidad consciente o inconsciente de estas acciones habría sido corregir eso que ellos consideraban “consecuencias negativas” del cambio de la ley electoral, y conservar, por ende, el orden político anterior.
No obstante, esta primera Liga Patriótica tuvo una existencia efímera y se disolvió poco después de firmados los acuerdos limítrofes entre ambos países.
[22] Las primeras reuniones de la asociación se llevaron a cabo en La Confitería Paris, y días más tarde se trasladaron al edificio del Centro Naval, en la calles Florida y Córdoba, en la ciudad de Buenos Aires.
Su liderazgo estaba afianzado por aquellos vínculos que tenía con diversas facciones políticas y con oficiales del Ejército, a quienes conocía por haber sido sus alumnos en la Escuela Superior de Guerra.
Roca (hijo), Leopoldo Melo, Lisandro de la Torre, Manuel María de Iriondo, Manuel Carlés, Félix Bunge, el general Eduardo Munilla, Carlos M. Noel, Vicente Gallo, Ezequiel Pedro Paz, José A. Cortejarena, Celedonio Pereda, Saturnino Unzué, Antonio Lanusse, Pastor S. Obligado, Federico Leloir y Oscar Barroso.
Jorgelina Cano, presidente de la Comisión Central de Señoritas, decía:No es nuestro programa la obra filantrópica inspirada en el alivio transitorio del dolor ajeno o el socorro oportuno al afligente que lo reclama.
La huelga llevó a que la empresa contratara, por medio de la Asociación Nacional del Trabajo, obreros rompehuelgas para intentar seguir funcionando.
Fue en ese momento cuando, por primera vez, aparecieron grupos de particulares que colaboraban con las autoridades en la represión o, como decían ellos, en la defensa del orden.
Los voluntarios se inscribían en el Centro Naval o en las comisarías con el fin de formar parte estas guardias cívicas.
Algunas fuentes los acusan de haber sido protagonistas del único Pogromo antijudío en América Latina.
[34] Según este último trabajo, el pogrom habría tenido lugar al menos 10 años antes del nacimiento de la Liga.
[35] Por esa época el diario "La Razón", informaba que a raíz de aquel viaje de Carlés a la Patagonia "se constituyeron Brigadas en todos los parajes principales del Chubut y Santa Cruz, en Río Gallegos, San Julián, Deseado, Comodoro Rivadavia y Madryn, y estábamos en comunicación continua con ellos para enterarnos de cuanto pasaba en los agitados territorios del Sur".
El golpe que derrocó a Hipólito Yrigoyen fue ejecutado por militares pero contó con la adhesión de políticos opositores -como conservadores y radicales antipersonalistas-, de algunos sectores del pueblo, entre los que se incluía la Liga Patriótica Argentina, etc.
[39] Respecto a las reales motivaciones de la Liga para estas acciones, Gallucci ha expresado[15] que:
Para esta nueva tendencia dentro del fascismo argentino, la cuestión inmigratoria ha dejado de ser una preocupación: el problema ya no se encuentra en el inmigrante como un factor disolvente de la sociedad y la nación argentina, sino que se encuentra en el propio sistema democrático, tal como había quedado a partir del voto secreto y obligatorio para varones establecido en 1912.
Por el contrario, los jóvenes aglutinados en el periódico La Nueva República iban mucho más lejos y, directamente, rechazaban el orden constitucional democrático.
El ataque ahora apunta directamente contra la soberanía popular, asociada a menudo con el “obrerismo bolchevizante”.