En 1834 viajó a su provincia natal, deteniéndose para rendir exámenes en Córdoba, donde obtuvo el título de bachiller en leyes.A fines de 1835 Alberdi regresó a Buenos Aires, donde se unió al llamado Salón Literario, fundado por Marcos Sastre y frecuentado por Juan María Gutiérrez, José Mármol y Miguel Cané (padre), entre otros jóvenes, con los que se vinculó a la Generación del 37.Esta obra estuvo influenciada por la corriente historicista que fundó Friedrich Carl von Savigny en Alemania y fue la que dio origen al historicismo jurídico argentino, doctrina que consideraba al sistema jurídico como un elemento dinámico y continuamente progresivo de la vida social.Ese mismo año editó un periódico, La moda, del cual se publicaron en total veintitrés números.Se disolvió el Salón Literario, formándose una logia llamada «La joven Argentina», cuyos estatutos fueron confiados a Alberdi.Dejó en Buenos Aires a su amante y a su hijo recién nacido, al cual nunca reconoció: se llamaba Manuel y lo mencionó años más tarde en su testamento, llamándolo «mi pariente».[6] En Montevideo trabajó como abogado y periodista apoyando la intervención francesa contra el gobierno de Rosas y escribiendo artículos en varios periódicos, respaldando las acciones militares de ese país contra el suyo.También fue secretario del general Juan Lavalle, de quien se alejó después debido a diferencias políticas.[7] En 1843, durante el Sitio Grande de Montevideo por el ejército comandado por Manuel Oribe pero subvencionado por Rosas, logró escapar disfrazado de marinero francés y se trasladó a Europa acompañado por su amigo Juan María Gutiérrez.En 1843 regresó a América instalándose en la ciudad de Valparaíso, Chile, donde revalidó su título y ejerció como abogado, ganando enorme prestigio.Adquirió la finca Las Delicias y se puso en contacto con Domingo Faustino Sarmiento, cabeza de la emigración argentina en Chile.Al igual que lo hizo en Montevideo, escribió numerosos artículos costumbristas en los periódicos chilenos utilizando el seudónimo de «Figarillo».Pero utilizó una mala traducción, de modo que interpretó erróneamente varios pasajes.A tal fin favoreció la inmigración europea, especialmente de los pueblos del norte.En este debate entre los dos más importantes iuspublicistas argentinos, ambos mostraron sus dotes de estadistas, sus semejanzas y sus diferencias políticas.Al vencer Avellaneda en la contienda, Buenos Aires fue declarada Capital Federal de la República Argentina por una ley que fue refrendada por la legislatura provincial.La disertación se tituló y luego editó bajo el acápite de La omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual, en la que resumía sus ideas sobre la doctrina del Estado omnipotente a la cual oponía la tesis cristiana que consagra el valor inviolable de la libertad y la personalidad humana, base del progreso y la civilización.Abrumado por esta circunstancia, Alberdi se marchó nuevamente a Francia, en donde fallecería.El político había adquirido previamente una tumba, con busto y lápida incluidos, en el cementerio parisino de Père Lachaise, pero, por decisión de sus albaceas, sus restos nunca llegaron a ocuparla.Su nombre rinde homenaje al escritor argentino Juan Bautista Alberdi, por pronunciarse a favor del Paraguay durante la Guerra contra la Triple Alianza.