El país registró en los comienzos del siglo XX altas tasas de crecimiento poblacional debido a los procesos de inmigración, sumados a un alto crecimiento vegetativo.
Argentina registra índices sociolaborales diversificados que se acoplan a la posición y distribución territorial.
[14][15][16] La Argentina es considerada como «país de inmigración» debido a las masivas corrientes migratorias que recibió a lo largo del tiempo, principalmente desde el continente europeo, destacando primordialmente a italianos, españoles, alemanes y eslavos (principalmente polacos, ucranianos, rusos y croatas), judíos y árabes.
[4] Con mucho menos población, le siguen en magnitud las provincias vecinas de Córdoba y Santa Fe más la ciudad de Buenos Aires con poblaciones en torno a los 3.5 millones.
En total, el 60% de la población está concentrada en una región integrada por las tres provincias (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe) y la ciudad de Buenos Aires, y en una superficie que no alcanza el 22 % del total del país.
El último censo nacional realizado, el censo de 2022, no ha difundido los números de población discriminados por ciudad (solamente se hizo a nivel país, provincias y departamentos), razón por la que se utilizan los números del censo previo, de 2010.
En cuanto a la evolución demográfica argentina se registra una tasa de crecimiento ascendente hasta el año 1914, principalmente debido a la alta tasa de inmigración, un moderado crecimiento entre 1914 y 1947, y un ritmo de crecimiento aún más leve desde 1960 hasta 2001.
[37] Las variables demográficas no son homogéneas entre las distintas jurisdicciones del país.
[38] Luego están las provincias —entre ellas las más pobladas— como las de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Santa Fe y La Pampa que en general presentan variables demográficas concordantes con la de la media nacional.
En otro orden, se encuentran la mayoría de las provincias del noroeste y noreste (Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán) que a nivel general el censo 2010 demostró que mantienen tasas de natalidad por sobre el promedio nacional pero han experimentado sus poblaciones una fuerte emigración hacia centros urbanos como el Gran Buenos Aires o el Gran Rosario, vislumbrándose así un crecimiento total menor a la media nacional.
En la región, la Argentina integra junto a Chile, Cuba y Uruguay, el grupo de países con una transición demográfica avanzada, caracterizada por poblaciones con natalidad y mortalidad moderada o baja, lo que se traduce en un crecimiento natural bajo, del orden del 1 %.
Esta ola inmigratoria sucedió en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX,[53] aunque la inmigración más importante, cuantitativamente hablando, se produjo entre 1880 y 1930.
Finalmente, el territorio argentino siempre recibió una considerable corriente migratoria procedente de otros países sudamericanos, destacando principalmente las comunidades procedentes de Paraguay y Bolivia; y, en menor medida, las de Chile, Uruguay, Perú, Colombia y Venezuela.
Particularmente, se encuentran comunidades qom, wichi, aimara, coya, mapuche, napolitana, calabresa, lombardesa, murciana, extremeña, asturiana, vasca, leonesa, catalana, gallega, castellana, navarra, valenciana, balear, andaluza, canaria, riojana, cántabra, aragonesa, francesa, alemana, árabe, ucraniana, croata, polaca, judía, armenia, chilena, uruguaya, inglesa, peruana, japonesa, china y coreana, entre otras.
Al igual que Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Brasil o Uruguay, Argentina se considera como un «país de inmigración» por el fuerte impacto que las corrientes migratorias han tenido en la composición étnica de la población.
[55][56][57] El mestizaje ha desempeñado un papel en la composición étnica de la población argentina.
Las corrientes inmigratorias durante la época colonial y luego en la época de la gran inmigración ultramarina (1850-1930) estuvieron integradas mayoritariamente por varones solos que en varios casos se mezclaron en Argentina con mujeres indígenas o de origen africano o sus descendientes.
[60][61][62][63][64] El proceso de mestización registra una inusitada intensidad en Argentina, no solo con amplios intercambios sexuales entre las tres grandes ramas étnico-culturales (euroasiáticos, indígenas y africanos), sino también entre las decenas de etnias particulares que integran a cada una de ellas (italianos, españoles, polacos, árabes, alemanes, irlandeses, franceses, rusos, turcos, ucranianos, británicos, suizos, galeses, croatas, neerlandeses, belgas, checos, libaneses, sirios, judíos, mapuches, diaguitas, collas, guaraníes, bantúes, yorubas, etc.).
En tiempos previos al nacimiento de Argentina como país independiente, se establecieron como grupos formadores los nativos argentinos, con más de treinta grupos étnicos diferentes.
La mayoría se asentaron en las actuales provincias más pobladas del país: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba en particular, concentrándose sobre todo en ciudades, destacando la ciudad de Buenos Aires como núcleo de mayor concentración.
A partir de la segunda mitad del siglo XX se da un cambio en las características migratorias y se dan diversos fenómenos que influenciaron la composición demográfica argentina.
Desde Asia comenzaron a llegar inmigrantes provenientes de Corea del Sur en los años 60, Taiwán en los años 80, y de China continental en los años 90, este último grupo desarrolló un rápido crecimiento, llegado en 2013 a ser el cuarto grupo inmigratorio más grande, únicamente debajo de paraguayos, bolivianos y peruanos.