[38] La historiografía clásica sobre el movimiento obrero argentina (Marota, Oddone, Abad de Santillán, Íscaro, Godio) prácticamente no registra la participación femenina en las luchas sindicales.
Se crearon cerca de 50 sindicatos locales que abarcaban casi todos los oficios, la mayoría en Buenos Aires pero apareciendo algunos en Rosario, Santa Fe, Mendoza, Chascomús y La Plata.
Sin embargo, la unidad entre ambas corrientes no perduró y en 1903 los socialistas se separaron para crear la Unión General de Trabajadores (UGT).
[79] Once obreros murieron y decenas de personas fueran heridas por la policía, que disparó indiscriminadamente contra la multitud cuando ésta se estaba dispersando.
El presidente Yrigoyen adoptó una novedosa política de mediación estatal ante los conflictos laborales, promoviendo su resolución mediante negociaciones colectivas o laudos arbitrales cuando no se llegaba a un acuerdo.
En el sindicalismo, la corriente comunista se hará fuerte en la década de 1930 sobre todo en varios sindicatos industriales (carne, textil, vestido, construcción), sin llegar nunca a ser mayoritaria.
[116] Ante la masacre, la FORA del V Congreso declaró la huelga general a la que adhirieron sindicatos de ambas centrales y la ciudad quedó paralizada.
[126] Otro historiador radical, como Félix Luna afirma genéricamente que "Yrigoyen se vio obligado a tomar medidas enérgicas para garantizar la tranquilidad de la población".
[127] Luego de la masacre, el gobierno felicitó públicamente a las tropas que ejecutaron la represión y la alta sociedad organizó una colecta para premiarlos con dinero.
[130][131][132] Inmediatamente después de que se retiraran las tropas, los estancieros desconocieron el acuerdo y tomaron represalias utilizando a los grupos parapoliciales.
Pero la Unión Ferroviaria, liderada por socialistas cercanos a los sindicalistas, presionó agresivamente y finalmente logró el consenso suficiente para crear una central pluralista, la CGT.
Pese a ello y aún en los períodos de división, la CGT se mantendrá en el centro del sistema sindical argentino.
Dos años después la CGT-Catamarca decidió refundar la Unión Sindical Argentina (USA), siendo sus secretarios generales primero Fortunato Marinelli (1937-1939) y luego el telefónico Luis Gay (1939-1945).
[169][170][171][172] Siete días después, el gobierno militar, que ya en su proclama había mencionado explícitamente su postura anticomunista, clausuraba la CGT N.º 2 acusándola de «extremista».
[176] Perón nombraró varios dirigentes sindicales para conducir las principales áreas de la STP, algo que sucedía por primera vez en la historia argentina.
La presión sindical sin embargo pudo más y finalmente la CGT acordó con las cámaras patronales el pago del aguinaldo en dos cuotas.
Contra la suposición generalizada de la prensa, Perón ganó en todos los distritos menos uno, siendo consagrado presidente, acompañado en la vicepresidencia por el radical Hortensio Quijano.
Si bien este había sido un objetivo sindical desde varias décadas atrás, es durante el peronismo que "se generalizan estas comisiones y crece su poder".
Ni bien producido el golpe, varios sindicatos fueron ocupados por grupos violentos armados de ideología antiperonista, conocidos como "comandos civiles", integrados principalmente por radicales, socialistas, conservadores, nacionalistas católicos y demócratas cristianos.
Pese a ello, durante los pocos días que gobernó el general Eduardo Lonardi, la CGT y los sindicatos no fueron intervenidos.
Entre esa nueva camada se destacan dirigentes como Augusto Timoteo Vandor, de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Andrés Framini de la Asociación Obrera Textil (AOT), Amado Olmos (Sanidad), Agustín Tosco (Luz y Fuerza), Atilio López (transporte colectivo urbano), Juan Carlos Laholaberry (textiles).
Con un perfil opositor a la dictadura, "la Intersindical", convocó una huelga general para el 12 de julio que tuvo una importante adhesión.
Como resultado del pacto radical-peronista, Frondizi elaboró una nueva ley sindical que fue aprobada por el Congreso como Ley N.º 14.455, estableciendo la libre creación de sindicatos mediante una simple inscripción, pero a la vez garantizando que el sindicato mayoritario tuviera la representación colectiva frente al Estado y frente a las cámaras patronales en las negociaciones colectivas (personería gremial).
En este período se formó una nueva generación de dirigentes sindicales que comienza a unir las demandas económicas con los reclamos políticos.
[237] Augusto Timoteo Vandor fue un dirigente sindical que comenzó a destacarse en la Resistencia Peronista y resultó elegido secretario general de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en 1959.
Así lo atestigua el dirigente gremial ferroviario, Lorenzo Pepe: Inmediatamente después del Cordobazo, uno de los grupos guerrilleros peronistas que luego integrarían Montoneros, había asesinado a Vandor.
[277] Como conducción se eligió un Secretariado Ejecutivo Nacional, integrado por Rogelio Coria (construcción), Lorenzo Miguel (metalúrgicos), Néstor Carrasco (frigorífico de la Torre) y Casildo Herrera.
[342][343] Poco después un golpe palaciego hizo que fuera desplazado el general Viola y reemplazado por el general Leopoldo Fortunato Galtieri, muy cercano a los Estados Unidos en la Guerra Fría y crítico de la política de buenas relaciones comerciales con la Unión Soviética, que la dictadura había mantenido hasta ese momento.
[358][356] En los seis años del gobierno radical se realizaron casi cuatro mil huelgas sectoriales y de empresa (67% en el sector público).
En general no se le conocen decisiones de envergadura ni ostenta una vida orgánica o periódica importante debido a que su criticado alineamiento con el diputado De Narváez al que no se le reconoce origen peronista puso en dudas el futuro del emprendimiento.