Las medidas aplicadas posteriormente sobre el sistema ferroviario poco tuvieron que ver con la propuesta original.
[4][5] Antes de 1947 el ferrocarril pertenecía en gran parte a capitales británicos y franceses.
En 1948 se creó la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos, que pasó a controlar la red ferroviaria del país.
[7] El historiador José Luis Romero sostuvo que las preocupaciones políticas del gobierno derrocado llevaron a una incorrecta administración del servicio, lo que provocó una disminución en los niveles de eficiencia y una importante pérdida en el monto de las ganancias.
Por primera vez en la historia argentina se produjo la sustitución de importaciones automotrices por producciones nacionales.
La crisis política del momento hizo que Alsogaray y Constantini tuvieran que renunciar a sus cargos en abril de 1961, con lo cual no llegó a ejecutarse la mayor parte del plan.
Sin embargo, al término de la huelga, ningún ramal que había sido cerrado fue finalmente rehabilitado.
[...] Así en 1960, los ferrocarriles disminuyeron en seiscientos treinta mil toneladas la carga transportada con relación al año anterior.
Por consiguiente, sin perjuicio de la intensa labor que se está cumpliendo en virtud del decreto 853/61, el poder ejecutivo incorporará al servicio, con carácter de urgencia, las unidades y material que sean necesario para corregir el desastroso deterioro del sistema ferroviario [...].
Las manifestaciones y paros durante el gobierno de Arturo Frondizi fueron muy variados, ya sea por disputas universitarias o por los contratos petroleros del 1958, cabe destacar también que existieron varias movilizaciones peronistas convocadas por la CGT.
Finalmente, con la mediación del cardenal Antonio Caggiano, el plan fue suspendido, cesando la medida de fuerza y volviéndose a reincorporar algunos trabajadores despedidos, aunque, contrario a las pretensiones gremiales, no se reabrió ningún taller ni tramo de vía.