En dos oportunidades, 1955 y 1961-1963 integró la conducción ejecutiva de la Confederación General del Trabajo (CGT).
[5] En ese momento aún no se había creado la Asociación Obrera Textil (AOT), uno de los sindicatos más poderosos del país, que lo llevaría a destacarse en la vida pública, y que sería fundado diez días después.
Fue en este período en el que Andrés Framini alcanzó un destacado protagonismo en la vida sindical y política.
Framini condenó la persecución al movimiento obrero y la proscripción del peronismo a partir de 1955.
Los conservadores, en cambio, pretendían derogar las medidas sociales establecidas y adoptaban una posición francamente antiperonista.
En este primer período, el movimiento obrero peronista intentó maniobrar aprovechando las diferencias entre ambas corrientes militares, para obtener ventajas y ganar tiempo para reorganizarse, mientras los sindicatos eran ocupados por grupos no peronistas apoyados por los militares (socialistas, anarcosindicalistas, radicales, independientes).
[13] Cerruti Costa rechazó la exigencia sindical dejando sin efecto el acta firmada con la CGT.
A raíz de las detenciones masivas el paro sólo tuvo adhesión en algunos distritos obreros como Avellaneda, Berisso y Rosario y debió ser levantado al día siguiente de iniciarse.
La CGT y la mayor parte de los sindicatos fueron intervenidos militarmente y el nuevo régimen dictatorial puso en marcha una fuerte política represiva que se completó con varios decretos en los que se consideraba delito tener ideas peronistas, y hasta la sola mención del nombre del expresidente Juan D. Perón, con penas de prisión de hasta seis años para los infractores.
[6] Sin embargo, en las elecciones normalizadoras realizadas en 1957, la lista socialista fue derrotada por una alianza entre peronistas y comunistas, resultando elegido secretario general Juan Carlos Loholaberry, debido a que Framini había sido legalmente inhabilitado por el gobierno militar para ser candidato.
[18] Ese mismo año, fue nuevamente elegido secretario general de la AOT, cargo que mantendría hasta 1968.
[13] La CGT entonces pasó a ser conducida por un secretariado provisorio de ocho miembros: Andrés Framini (textil), Augusto Vandor (metalúrgico), José Alonso (vestido), Juan Rachini (aguas gaseosas), Arturo Stafolani (La Fraternidad), Héctor Riego Ribas (gráfico), Manuel Carullas (tranviarios) y Francisco Pérez Leirós (municipales).
El ministro del Interior Alfredo Vítolo declaró que no permitiría la candidatura de Perón; simultáneamente, el juez electoral Leopoldo Isaurralde anunció que no habilitaría la candidatura de Perón, y el cardenal Antonio Caggiano mencionó públicamente que Perón había sido excomulgado por la Iglesia católica.
[5] La fórmula Framini-Anglada fue apoyada también por el Partido Socialista Argentino, dirigido en ese momento por Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo, que retiró a tal efecto su propia fórmula a gobernador.
[19] El peronismo ganó las elecciones legislativas en nueve de los diecisiete distritos en que se realizaron y seis gobernaciones (Buenos Aires, Chaco, Neuquén, Río Negro, Santiago del Estero y Tucumán),[20] siendo Framini elegido gobernador.
El inesperado triunfo peronista produjo un planteo militar que llevó al presidente radical Frondizi intervenir la Provincia de Buenos Aires.
Días después Frondizi anuló las elecciones e intervino todas las provincias que le eran adversas a su gobierno.
[9] Esa oposición volvió a manifestarse en 1966, cuando algunos dirigentes sindicales encabezados por Vandor se acercaron al dictador militar Juan Carlos Onganía, liderando una fracción opositora en la 62 Organizaciones que reclamaba una activa oposición a la dictadura militar.
Otros integrantes del Comando fueron John William Cooke, Augusto Vandor, Delia Parodi, María Granata.
El vandorismo por su parte contraatacó removiendo a Alonso como secretario general de la CGT, apoyado por dirigentes como Fernando Donaires, que reemplazó a Alonso, Rogelio Coria (construcción) y Miguel Gazzera (fideeros).
[13] En 1968 Framini fue derrotado por Juan Carlos Laholaberry en las elecciones por la secretaría general de la Asociación Obrera Textil.
El intento, que tuvo ribetes tragicómicos, [cita requerida] sin embargo quedó al descubierto por obra en gran medida del periodismo, sobre todo del diario Crónica, que sospechó de la situación desde un principio.
Sus restos fueron velados en la calle Quito al 3000 e inhumados en el cementerio de la Chacarita.