Fue precandidato presidencial por la Unión Cívica Radical del Pueblo para las elecciones de 1958, siendo derrotado en internas por Ricardo Balbín.
A fines de la década del '30 funda la Acción Argentina, un grupo multipartidario que critica la política de neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial y aboga por el apoyo explícito a los Aliados.
Se destacó como diputado nacional entre 1948 y 1952, en el llamado Bloque de los 44, junto a otras destacadas personalidades radicales como Balbín, Frondizi, Sammartino, Santander, Dellepiane, y Mercader.
Caride decía, en síntesis, que había sido requerido por José Faustino Amoresano, a quien conocía ocasionalmente, para atender a un detenido en la Sección Especial Investigaciones de la Policía Federal, dirigida por el Comisario Cipriano Lombilla, porque, según le dijeron, "se les había ido la mano".
El Dr. Caride continuó entonces la atención en una quinta ubicada en la localidad suburbana de Paso del Rey hasta que mejoró.
[5] También declaraba que ya había atendido en forma privada a pacientes detenidos en la Sección Especial.
La magnitud del uso sistemático de la tortura por parte de la Sección Especial tomó estado público años después al conocerse las torturas al popular folklorista Atahualpa Yupanqui, a quien incluso le produjeron, adrede, una lesión permanente en su mano derecha, con el objetivo de que no pudiera volver a tocar la guitarra o componer.
En este contexto, la oposición veía alarmada una serie de sucesos que interpretaban como un giro autoritario del Gobierno.
Tiempo después una de esas partidas fue rematada por el Banco Municipal y se aprovechó a recuperarla mediante su compra.
En la novela El Bombardeo, de Jorge Coscia, Zavala Ortiz, como personaje literario, aparece formando parte ya de esa temprana reunión junto a otras figuras políticas que en lo sucesivo ocuparían lugares relevantes en la Revolución Libertadora y el régimen militar que le siguió.
A fines de 1954, por razones que nunca se explicaron del todo,[10] Perón rompió relaciones con la Iglesia católica e inició un enfrentamiento con la misma.
Nombró a varias organizaciones católicas, tres obispos y veinte sacerdotes, algunos de los cuales fueron arrestados en los días siguientes.
Ese mismo mes, Enrique Shaw y otros 18 dirigentes católicos fueron detenidos y encarcelados durante diez días tras ser señalados como responsables de un "complot político" para derrocar al presidente Juan Perón.
Tuvo una concurrencia estimada en unas 200 000 personas, que colmó la Catedral y ocupó la Plaza de Mayo adyacente.
Al finalizar la celebración se formó una manifestación que se encaminó por la Avenida de Mayo hacia el Congreso Nacional entonando el Himno Nacional e incorporando gente a medida que avanzaba.
El incidente de la bandera pronto se probó falso: la bandera había sido quemada por un agente policial siguiendo órdenes directas del Comisario para que el Ministro del Interior, Angel Borlenghi, pudiese fotografiarse con Perón apreciando los restos, de acuerdo con la reconstrucción histórica hecha por Isidoro J. Ruiz Moreno.
[25] Dos días después, el 14 de junio, Perón, por decreto, removió a monseñor Manuel Tato y al diácono Ramón Novoa, quienes fueron expulsados del país y enviados a Roma.
En esa ciudad, los refugiados recibieron asilo político de parte del presidente Luis Batlle.
Nunca fue juzgado como ideólogo ni como partícipe en ningún grado del principal atentado terrorista cometido en Argentina, dado que las dos investigaciones que le atribuyen distintos grados de responsabilidad fueron realizadas décadas después de su muerte.
Poco después renunció a la Junta, por entender que sus funciones se habían desnaturalizado.
Desarrolló entonces sus ideas sobre la "democracia social" que se concretarían en una nota escrita que elevó a la Junta Directiva de la Unión Cívica Radical del Pueblo, a fin de dejarla establecida como doctrina económica oficial del partido.
El beneplácito del gobierno o de sectores influyentes, así como el fraude y la violencia, no son títulos sino usurpaciones del poder.»[36] Tras las elecciones de 1963, en las que Zavala Ortiz no disputó ningún cargo electivo, fue elegido presidente Arturo Illia por la Unión Cívica Radical del Pueblo ―con el peronismo aún proscripto.
También en 1966 aceptó el Fallo arbitral referente a la disputa limítrofe del río Encuentro-Alto Palena.
Quedó así planteada en Naciones Unidas una doctrina que pronto sería retomada por España para su reclamación territorial sobre Gibraltar.
[44] El siguiente Ministro de Relaciones Exteriores radical, Dante Caputo, recordó a Zavala Ortiz como uno de sus "tres maestros" dentro del partido, junto a Silvano Santander y Manuel Belnicoff.
A partir de 1978, durante la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), participó activamente del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), creado principalmente por impulso de Carlos Manuel Muñiz y que nucleó a distintos especialistas de las Relaciones Internacionales, como Muñiz, Nicanor Costa Méndez, Félix Peña, Eduardo A.
Nunca ocultó su desacuerdo con la opción bélica elegida por el presidente Leopoldo Fortunato Galtieri.