Pintura de España

Al igual que todo el arte español, es una parte destacada del arte universal en todas sus épocas, desde las pinturas rupestres del Paleolítico cuya máxima expresión son las de Altamira (hacia el 14 000 a. C.) hasta la pintura contemporánea, que tiene uno de sus grandes referentes en Pablo Picasso (cuya extensa obra cubre buena parte del siglo XX).[10]​[11]​ La historiografía del arte español ha considerado la existencia escuelas locales en los principales focos artísticos, definiéndose (con diversas características y distinta evolución en el tiempo) las escuelas castellana (desde el siglo XVII centralizada en la corte como madrileña), sevillana, cordobesa, granadina, murciana, valenciana, catalana o barcelonesa (de gran importancia en la Edad Media, vuelve a alcanzarla desde el siglo XIX -con una dimensión muy concreta, se definió la escuela paisajística de Olot-), "del norte" (vizcaína, guipuzcoana, alavesa, asturiana), etc.[12]​ El realismo de las pinturas de Altamira provocó, al principio, un debate en torno a su autenticidad.Su reconocimiento como una obra artística realizada por hombres del Paleolítico supone un largo proceso en el que, también, se van a ir definiendo los estudios sobre la Prehistoria.El libro más difundido, que fue Etimologías (redactado por San Isidoro en el siglo VII, su manuscrito más antiguo conservado es del siglo IX) contiene algunas ilustraciones muy esquemáticas (como el famoso mapamundi "T en O" o una personificación de los cuatro elementos).La continuidad entre los talleres monásticos visigodos y los mozárabes es una posibilidad que no puede probar pervivencias estilísticas.A esta corriente manierista se adscribe el pintor extremeño Luis de Morales «el Divino» (1509-1586).Felipe II mostró un particular gusto artístico por algunos maestros de la escuela flamenca (El Bosco) y veneciana (Tiziano), y ordenó traer a pintores italianos para trabajar en El Escorial (Luca Cambiaso, Federico Zuccaro, Pellegrino Tibaldi).[30]​ El Barroco supuso un momento culminante tanto en la pintura española como en todas las otras artes (Siglo de Oro).Su hijo, Herrera el Mozo, enemistado con su padre, marchó muy joven a Italia; y al volver fundó en 1660 (junto con Murillo, Valdés Leal y otros) la Escuela que terminó convirtiéndose en Real Academia de Bellas Artes de Sevilla.Casi todo el siglo XVIII español está dominado por la presencia de artistas extranjeros, muchos de ellos cultivando aún un estilo barroco: Corrado Giaquinto, Louis Michel Van Loo, Jacopo Amiconi, Giambattista Tiepolo y Rafael Mengs, con quien llega el pleno Neoclasicismo.Luis Paret, de estilo muy personal, estuvo desterrado unos años en Puerto Rico, donde creó escuela.[35]​ Cada vez fueron más importantes, sobre todo a partir del Sexenio Revolucionario los recursos gráficos que aparecían en la prensa española (El Museo Universal, 1857-1869, La Ilustración Española y Americana, 1869-1921), destacadamente los de la prensa satírica (La Flaca 1869-1873), que iban mucho más allá de la simple caricatura.Los hermanos Bécquer realizaron (bien a cuatro manos, bien el poeta los textos y el pintor las ilustraciones) el álbum Los Borbones en pelota (ca.Es comparable su estética y trayectoria con las de John Singer Sargent, del que es contemporáneo.[43]​ La valoración historiográfica de la oposición entre ambas tendencias presenta un interesante debate: Para Guillermo Díaz-Plaja "La generación del 98 se distingue por su matiz ético, austero y de preocupación sociológica, mientras que el Modernismo por el contrario se caracteriza por su carácter sensualista.[El primero se] caracteriza por su gusto por lo germánico, lo fáustico, el amor por Velázquez en pintura y por la austeridad del paisaje castellano.Para Alonso Zamora Vicente serían ambas una respuesta crítica de la burguesía regeneracionista a la crisis española, teniendo el Modernismo una base local catalana.El Novecentismo surge a principios del siglo XX como una derivación del Modernismo; y como éste, tiene su centro en Cataluña (Noucentisme, término acuñado por el escritor Eugenio D'Ors), e intenta poner la cultura catalana a un nivel más amplio.Fuera del foco catalán, se han considerado próximos al novecentismo Daniel Vázquez Díaz, Benjamín Palencia, Francisco Bores (1898-1972) o Alberto Sánchez (1895-1962, más conocido como escultor).Otros pintores españoles que se acercaron a Picasso en París en los años 20 y 30 fueron Francisco Bores, Hernando Viñes, Ismael González de la Serna, Ginés Parra o Manuel Ángeles Ortiz.[59]​ Hay algún uso de la etiqueta "Neocubismo" para describir la influencia del cubismo en pintores como Joaquín Peinado, González de la Serna, Pancho Cossío (cuya obra también se etiqueta como "pintura-poesía" o "plástica-poética")[60]​ o Vázquez Díaz.[61]​ En España el surrealismo aparece en torno a los años veinte no en su vertiente puramente vanguardista sino mezclado con acentos simbolistas y de la pintura popular.Desde finales de los años cuarenta se produce una escisión estética entre la pintura abstracta que en España se identifica con la etiqueta del Informalismo (excepto en el caso de Pablo Palazuelo, que cultiva la abstracción geométrica; tanto en el grupo catalán Dau al Set -Antoni Tàpies, Modest Cuixart, Joan-Josep Tharrats- como en el madrileño El Paso -Rafael Canogar, Juana Francés, Manuel Viola, Luis Feito, Manuel Rivera Hernández, Antonio Saura-, el conquense del Museo de Arte Abstracto Español -Fernando Zóbel, Gustavo Torner, Gerardo Rueda-, el canario -Manolo Millares, César Manrique-, etc.) y la pintura figurativa (Benjamín Palencia -y en su torno la segunda escuela de Vallecas o la escuela de Madrid- y otras figuras, aisladas o reunidas en grupos de afinidad, como Rafael Zabaleta, Ramón Gaya y Lorenzo Goñi,[63]​ o Godofredo Ortega Muñoz).La distancia entre figuración y abstracción no significaba falta de relación entre sus seguidores, que mantenían estrechos contactos.En la capital destaca Antonio López, pero también hay que nombrar a pintores como José Hernández, Matías Quetglas, Isabel Quintanilla y Amalia Avia.Otra característica que define la pintura española de los años 90 es la puesta en duda de los materiales tradicionalmente pictóricos, introduciéndose una pintura que se extiende por todo el espacio expositivo y borra sus fronteras con la escultura.En esta última tendencia estarían situadas las obras del artista leonés Daniel Verbis.Tales pretensiones se han indicado como definitorias de pintores nacidos a finales de los cuarenta y en los años cincuenta (generación de los 70[b]​): Miguel Ángel Campano Carlos Alcolea, Alfonso Albacete, Guillermo Pérez Villalta, José María Sicilia, Juan Uslé, Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo, Carlos Alcolea, Carlos Franco, Miquel Barceló, Ferran García Sevilla, etc. (Juan Navarro Baldeweg, citado en las fuentes junto a ellos, es una década anterior).
Réplica de las pinturas rupestres de Altamira.
Vaso de la danza guerrera procedente del Tossal de Sant Miguel (Liria, actual provincia de Valencia), siglo III - II a. C.
Bóveda del presbiterio de la catedral de Valencia , con frescos de Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano , 1474.
Reyes de Israel , detalle del retablo de la iglesia de Santa Eulalia (Paredes de Nava) , de Pedro Berruguete .
Parte de las tablas que compusieron el llamado Retablo de Isabel la Católica , de Juan de Flandes y Melchor Alemán , ca. 1496-1504.
Agnus Dei , de Francisco de Zurbarán , 1635 (versión del Museo del Prado).
La fábula de Aracne o Las hilanderas , de Diego Velázquez , ca. 1655-1660.
Carlos III con el hábito de su Orden , de Mariano Salvador Maella , ca. 1783-1784.
Retrato de la condesa de Vilches , de Federico de Madrazo , 1853.
La vicaría , de Mariano Fortuny , 1870.
Los hijos del artista en el salón japonés , de Mariano Fortuny , 1874.
Recogiendo naranjas en Granada , de Martín Rico , antes de 1878.
El príncipe don Carlos de Viana , de José Moreno Carbonero , 1881.
Hórreo (Asturias) , de Darío de Regoyos , 1891.
Abatimiento , de Isidro Nonell , 1895.
Mi tío y mis primas de Ignacio Zuloaga , 1898.
4 gats , de Ramón Casas , 1900.
Noia estirant-se ("Chica estirándose"), de Joan Llimona , 1916.
Retrato de Picasso por Juan Gris.