Una de sus principales mentores fue Manuel Domínguez, coincidiendo en sus estudio junto a otros jóvenes pintores como Marceliano Santa María y Eduardo Chicharro.
Sotomayor, como se denominaba a sí mismo el maestro, obtuvo una buena acogida en la Escuela chilena.
A su estilo de enseñanza clásica y realista depurada, agregó la tendencia hispánica que desplazó al persistente influjo romántico francés que hasta ese momento imperaba en las artes nacionales.
[2] Allí dejó una marca original favoreciendo los temas populares y la impronta hispánica en la citada generación de artistas chilenos.
En 2016 se publicaron sus extensas e inéditas Memorias, celosamente custodiadas por sus descendientes durante más de medio siglo.